Capítulo 58

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Aria

7 de Febrero – 14:20 PM

Inazuma - Ritou

Dentro de unos días, era día de luna nueva. ¡Día de celo! No obstante, mi preocupación se limitaba al ánimo de Al. Desde que lo encontré medio traumatizado y con la camisa rota en aquel bosque, había estado apagado.

Däriel me había dicho que Kairi estaba bien, que se había incluso encontrado con ella y que sólo estaba de turismo con Kazuha por las distintas islas. Por tanto, pude cesar mi búsqueda con alivio y... hacer alguna actividad que otra.

-Aria: ¡esa maldita planta es mía! –amenacé, mientras me peleaba con una erudita de Liyue en plena plaza.

Ella había venido de viaje sólo para comprar aquella flor inusual de Inazuma. No obstante, yo ya había puesto los ojos en ella, pues sabía que Al también estuvo con ilusión tratando de conseguirla algún día para sus experimentos.

Ahora que al fin había conseguido encontrar a alguien que la pusiera a la venta, ¡iba a ser mía!

-Erudita: ¡nooooooooooo, tiene que ser mía! –chillaba, como una histérica, mientras se aferraba a aquel tarro de cristal.

-Vendedor: ... señorita, ella ya ha abonado el pago –intentó defenderme, pero no consiguió detenerla.

Al final, tuve que ponerme más seria.

-Aria: espero que estés preparada para ver las estrellas... -amenacé, teniendo claro que hoy iba a ver la carita llena de ilusión de mi gran amor.

***

Aria

7 de Febrero – 15:33 PM

Inazuma – Ciudad de Inazuma – Ryokan Kowasu – Habitación de Albedo y Aria

Llegué al fin a aquel hotel tradicional. Tuve que limpiar el suelo con una mujer alocada, pero había merecido la pena. ¡La planta era mía!

-Aria: ¡AAAAAAL! –grité, emocionada, por el pasillo de aquel piso. Un piso que, a día de hoy, se había quedado sólo para nosotros dos-. ¡Mira lo que tengo!

Triunfal, entré en la habitación alzando aquel tarro sobre mi cabeza. Mi sonrisa de niña debía ser ridícula, porque él, que estaba leyendo, soltó varias carcajadas.

Me alegré por cada una de ellas.

-Albedo: ¿de dónde vienes? –sonrió al fin-. Tienes hasta la ropa desarreglada.

Cada vez que regresaba a su encuentro, me sorprendía de nuevo lo tan bello que era. Mi memoria no era capaz de recordar por completo lo tan perfectos que eran aquellos profundos ojos azules, hasta que volvía a situarme delante de los mismos.

-Aria: he tenido algún que otro inconveniente, ¡pero mira lo que he traído!

Debido a la emoción, me acerqué a él de forma descuidada y casi se me cae aquel tarro de las manos. Por fortuna, ahí estaba mi héroe para sostenerme siempre.

-Albedo: ... Aria –suspiró, aunque aún con aquella sonrisa hermosa-, te vas a hacer daño.

Se había levantado con rapidez y agarrado mi cintura para que no perdiera el equilibrio. Ahora sus brazos me envolvían, y yo estaba encantada.

-Aria: ¡es tu florecita! –alcé de nuevo el tarro, para mostrárselo.

-Albedo: ahora entiendo por qué has tardado tanto –volvió a reír y me dio un beso en la frente-. Gracias... -recibió su regalo con alegría, pero él no apartaba la vista de mí.

Posó aquella flor sobre su mesa y volvió a mí para otorgarme más besos que me derritieron.

El Pecado del Alquimista 9 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora