Capítulo Veintinueve

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En el silencio del taxi, al regresar a casa Samantha tuvo tiempo para pensar, pero al principio todo lo que pudo hacer fue sentir y lo que sintió fueron celos. Esta era una nueva emoción para Sam y no tuvo que analizarla mucho para saber que no le agradaba. Para estar celoso, pensó uno tiene que sentir que es dueño de la otra persona, que tiene derecho al tiempo a la atención… y el amor. ¿Era esa falta de pertenencia, esta libertad de posesión lo que había tratado de proteger tanto? ¿Lo había rechazado para no estar tentada a sentir nada por él?

Samantha sabia muy buen que en ese momento era muy vulnerable. Después de todo, se había separado recientemente de la última persona a la que la unían sentimientos, su esposo, sus familiares, todos se habían ido. Una persona que está sola en el mundo y sufre puede hacer cosas extrañas, como creer que está enamorada de alguien por quien solo siente agradecimiento. Eso era estaba agradecida con Tom. Cuando él evito que siguiera durmiendo para siempre, le había dicho que estaba cansada, no deprimida, pero cuando se lo dijo sabía que estaba mintiendo. Estaba tan deprimida que no deseaba continuar viviendo y aunque no pensó en el suicidio, deseaba seguir durmiendo sin despertar.

Tom la había obligado a despertarse utilizando una combinación de hacerla enojar y prestarle atención. También le había brindado esperanza, que era algo que había perdido después de la muerte de su padre. Tom le había dado la esperanza de poder encontrar a su abuela, de poder encontrar a la última persona que tenía un vínculo con ella.

Desde el punto de vista de Tom, todo lo que él había hecho, toda  esa amabilidad, prestada se debía a que la había involucrado en algo peligroso. Pero Sam no se lamento, si su vida iba a estar amenazada, prefería que lo fuera  por una fuerza exterior  que por su propia falta de esperanza.

Miro a Tom en el taxi y trato de sofocar sus celos. Él había dicho que era libre, que no estaba enamorado de otra mujer, pero para tener una cita no se necesitaba estar enamorado, ¿no es así?  Por supuesto que no era asunto suyo que él tuviera una cita o no, ya que ella solo era su inquilina, pero le parecía extraño que disfrutara de su compañía  y deseara estar con otra.

— ¿Hace mucho que hiciste esa cita? — le pregunto, tratando de darle la impresión de que solo deseaba conversar. Quizás su madre había arreglado la cita con la hija de alguna amiga.

—Tres semanas— le contesto, tranquilamente.

— ¡Ah! ¿Entonces tienes que ir? — lo que realmente deseaba era preguntarle si era una obligación.

—Si— se volvió hacia ella— ¿Celosa?

Vio que trataba de parecer despreocupado, de hacerla enojar como siempre, pero Samantha sintió tensión en sus palabras. Me estas ocultando algo, pensó, tratando de no fruncir el ceño. Hay algo que no desea que sepa. Su primer pensamiento fue que iba a salir con Vanessa y que no deseaba que lo supiera. Qué tontería el tratar de ocultarlo, se dijo. Lo  que haga con su tiempo no es asunto mío. Podía salir con actrices, modelos, con quien quisiera, no significaría nada para ella. Cuando pensó en Vanessa o en cualquier otra mujer que pudiera estar en la vida de Tom, sintió que todos los músculos de su cuerpo se ponían rígidos. Esto es absurdo, se reprocho a sí misma, completamente ridículo, Tom y yo somos…amigos, eso es todo. Nos vimos obligados a pasar tiempo juntos  y lo disfrutamos eso es todo lo que hay entre nosotros. Probablemente  se sentía solo viviendo en una casa tan grande y está agradecido de tener compañía  y por eso compartimos tantos momentos, visitando lugares, haciendo cosas, riéndonos, tocándonos, besándonos…

Se detuvo al mirarle el perfil.  Tom nunca podría estar solo en su vida. Era demasiado atractivo, demasiado interesante, demasiado cariñoso, demasiado…

—No me mires así— le susurro, sin darse vuelta.

Recatadamente, Samantha se volvió y miro por la ventanilla del taxi. Algo le molestaba a Tom, pero ella no sabía el que. En ese momento sabía que estaba mal. Él estaba mintiendo, no tenía una cita, ¿Pero porque estaba mintiendo? Tuvo la respuesta justo cuando lo pensó. Miente para protegerme. La invadió el entusiasmo. No solo entusiasmo, si no alegría, verdadera alegría  que recorrió cada fibra de su ser. Al igual que supo que podía avisarle a Tom que aquel hombre trataba de estrangularla, sabía que ahora trataba de protegerla. ¿Qué había dicho? “Tu padre me encargo de que te cuidara y soy responsable de su confianza”. Sabía que él sentía que el intento de asesinato era su culpa. Desde aquel incidente Tom hacia lo posible por mantenerla segura. Deseaba tanto protegerla que había querido enviarla lejos, con su primo Ian, quien le desagradaba… por lo menos cuando se trataba de ella, se dijo.

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