Capitulo Ocho

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Sintiéndose como una niña que había sido castigada lo siguió con la cabeza gacha. Hasta ese momento toda su experiencia de Nueva York era la avenida Lexington y estaba caminando con Tom hacia la Quinta Avenida y cuanto más se acercaban a esta, Samantha adquiría mayor conciencia de su atrocidad y se recriminaba mentalmente por su vestimenta, había rezado la mayor parte del camino, para que Tom se apiadara de ella y la enviara de regreso a casa a cambiarse de ropa, o abandonará la estúpida idea de que conociera la cuidad. Pero no allí  iba ella detrás de él y para colmo ya comenzaban a cruzarse con mujeres que parecían salidas de un desfile de moda. Mientras caminaba tomada del brazo con fuerza de Tom, Samantha observaba a las mujeres con dolor. Estaban tan maravillosamente vestidas, parecía que se había lavado el cabello con algo mágico, tenían las uñas impecables, como si nunca usaran las manos. Samantha se sentía, como la chica de la película  el diablo viste a la moda, antes de la gran transformación, pero sabía que eso no le pasaría a ella.

Una ventaja de las mujeres de Nueva York era su Presunción. Muchas la miraron con lastima, al ver la forma tan peculiar en la que iba vestida, mientras otras se sonrieron de una manera que hizo que Samantha se acercara mas a Tom, como buscando protección, Tom la miro, le palmeo la mano como si lo que pasaba con ella y las otras mujeres no tuviera importancia, y por un momento se sintió maravilloso. Cuando por fin llegaron a la Quinta Avenida, Samanta quiso meterse en un pozo. Al parecer Tom, quería ir a un lugar determinado, ya que pasaron sin detenerse por negocios con hermosa ropa en las vidrieras. Dejaron atrás Tiffany, Gucci, Christian Dior, Carolina Herrera, Marc Jacobs. Después de un momento no miro más ropa, pues cuanto más veía, peor se sentía.  Un par de calles más arriba llegaron a un enorme negocio, con marquesinas negras  y ante su asombro, Tom la condujo hacia las puertas giratorias. Samantha se separo de él. En primer lugar las puertas giratorias la confundían, no sabía cuando debía entrar o salir. Una vez dio tres vueltas en uno de esos artefactos hasta quedar libre, se había sentido tan estúpida, pero al menos no hubo gente que notara su torpeza a esas horas de la noche y más en un viernes saliendo de la biblioteca de la universidad. Cuando volvió a la realidad miro el enorme anuncio de la tienda estaba nada más y anda menos que en Sacks Fifth Avenue. No podía entrar en un lugar conocido mundialmente como ese, vestida de esa manera, cerró los ojos abrumada. Tom paso por la puerta giratoria, vio que Samantha no estaba con él, volvió a salir y la tomo del brazo. Después de hacerla entrar  con él en la puerta, la empujo al interior del negocio en el momento preciso.

Cuando entraron al negocio, Samantha se quedo durante un momento paralizada, deslumbrada por lo que veía. Después de haber pasado cuatro años en Santa Fe, Sacks era el paraíso.

— ¿Te gusta? —le pregunto Tom, observando, su rostro, que reflejaba  asombro al mirar los deslumbrantes bolsos que exhibían.

Samantha solo atino a mirarlo; pues estaba demasiado maravillada para habla.

— ¿Quieres hacer algunas compras? Creo que el ascensor esta allá atrás.

Cuando Samantha salió de su trance, advirtió que las empleadas del negocio, la estaban mirando, sabiendo muy bien que su aspecto llamaba la atención. Quizás debía regresar a la casa, pensó, en cambiarse de ropa, y volver. Con el dinero que había ahorrado, podría comprarse un nuevo vestido. Pero Samantha sabía que no tenía una sola prenda que estuviera a la altura de las que usaban las mujeres, de ese hermoso negocio. Y odio a Tom en ese momento por someterla a esa humillación, pero no se lo hizo saber.

—No puedo comprar nada vestida así— le susurro a Tom.

Por la expresión de su rostro, pudo ver que no comprendía lo que le estaba diciendo. A veces, le parecía que, la diferencia entre el lenguaje de hombres y mujeres era tan grande como entre el chino y el alemán. ¿Cómo podía explicarle a un hombre que las vendedoras no tendrían nada que hacer con una mujer con ese aspecto de pordiosera?

Sweet DelusionsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora