Seducida por un Clarck (II)

Capítulo 37: Triángulo.

POV SAM:

Semanas largas y enteras habían transcurrido desde el cumpleaños y compromiso de mi hermana.

La vida tomó su rumbo normal, volviendo temporalmente a los altibajos de una vida universitaria.

Gracias a Dios el caos familiar había cesado. Papá junto a Eli, Athena, Sean y Sara habían regresado a la Villa, menguando un poco el ambiente turbulento.

—¿De verdad te irás? —observo con un puchero triste en mi rostro a mi hermana, viéndola empacar todas sus pertenecias en un par de maletas —¿Estás segura de que prefieres vivir con ese ser de género masculino? ¡Aquí estás más cómoda!

—Eso lo sé —Sky sonríe más radiante que nunca, acomodando un par de pijamas dentro del equipaje —Y vendré cada que pueda —asegura —Sin embargo, Eros y yo hemos decidido darnos una oportunidad de convivir en el día a día antes de dar el siguiente gran paso —señala el enorme diamante que lleva por anillo, y yo asiento triste y melancólica por su partida.

—Jamas pensé que te irías tan pronto —prosigo afligida —¿Ahora con quién miraré películas por las noches?

—Ya deja el drama que no te quedarás sola —acota— Sigues estando con Danna y Stacy.

—Danna me cambia por su novio cada que puede y Stacy en un par de semanas se larga al instituto de arte culinario —me quejo —Ya lo ví todo ¡Moriré triste y sola! —dramatizo —Empezare desde ya a adoptar a un par de gatitos. Deberías de sacarle crías al señor firulais para que puedas obsequiarme uno.

—¡Sam! —la pelirroja se carcajea —Ya no inventes. Mira que aún tienes la opción sobre la mesa de ir a visitar a cierto dueño de ojos negros del penthouse de lujo del edificio.

—¡Bah! Lo mejor es que me aleje —me cruzo de brazos, acomodandome sobre mi espalda.

—¿Aún sigues evitandolo? —Sky me mira ceñuda —Desde el accidente que tuvo no has sido capaz de ir a verlo. Eso está muy mal.

Un sentimiento molesto de remordimiento me retuerce el pecho, pero intento enterrarlo al recordar el caos desatado que se encontraba en mi mente las últimas semanas.

—Sé que está bien —aseguro.

—¿Y cómo estás tan segura? —la pregunta viene acompañada de una ceja enarcada por parte de mi hermana —Ni un mensajito le has mandado.

—Lo sé y punto. —asevero — Tengo contactos en todos lados —intento hacerme la interesante.

—No me digas que le has estado preguntado al jefe de vigilancia del edificio, el señor Jhon —me mira acusatoria, y yo simplemente me encojo de hombros al ser descubierta —¡Al menos ten la decencia de escribirle, mujer!

—Ya deja de insistir. Últimamente no tengo cabeza para líos con chicos.

—Dejame adivinar —toma asiento frente a mi, mirándome directo a los ojos —Todo esto se debe a Damen, ¿cierto? Desde el día de mi cumpleaños has estado completamente extraña.

—Puede ser... —arrugo la nariz, evitando recordar el extraño suceso que me vino a la mente aquella noche.

—¿Y qué piensas hacer?

—No lo sé —suspiro —En estos casos simplemente los mandaría a los dos al infierno y ya está.

—¿Pero...? —Sky  continúa, instándome a hablar.

—Ambos tienen algo que me confunde, me seduce, y...

—Eso en los libros se llama triángulo amoroso. —se burla como si lo supiera todo, y yo chasqueo la lengua ante sus cosas absurdas.