Sugar

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Las hadas no podían alimentarse con alimentos ordinarios, Su dieta se basaba en alimentos extremadamente dulces y los rayos del Sol. Por esas razones Tony visitaba tres veces por semana la cima de la montaña Starlight. Al bajar de ella siempre pasaba por el castillo apostado en las faldas de la elevación natural.

Curioso como es el castaño se asomó por una de las anchas ventanas, asustandose al ver unos ojos afilados de color incierto. Tony tragó grueso, lamentándose por su imprudencia, está era la guarida de un dragón. alzó las manos en señal de rendición, podría ser el hada más mortífera del continente, pero no era un suicida.

-¡Perdón, por invadir tu territorio! No quiero robar ningún tesoro, ya me iba, por favor no me mates - el castaño se dió la vuelta, volando lo más rápido que su pesado cuerpo le permitía. Suspirando de alivio al no ser perseguido o atacado con aliento de fuego.

La siguiente vez que pasó por el castillo, iba tan satisfecho que no le importó dormirse en una de las terrazas. Las placas de cristal rojo que fungían de alas bajaron hasta quedar dispersas en el suelo dejando el menudo cuerpo moreno flotando hecho ovillo, alegre y sin preocupaciones.
Despertó al escuchar un gruñido. Parpadeó apartando los rastros de sueño, centrándose en su entorno. ya no estaba en las afueras, sino dentro de la estructura, sobre un montón de finas telas. Una respiración caliente acaricio su espalda desnuda, muy lentamente Tony se giró, topándose con el rostro del dragón. Sin querer se perdió en lo esplendoroso de la enorme criatura, las escamas eran de un blanco que al captar la luz adquirían un brillo azulado, un color ónix en la mitad de las patas, las alas estaban un poco destrozadas en las membranas lo que probablemente le impediría volar con estabilidad, la cara alargada, junto con cuernos curvados y espinas recorriendo toda la columna hasta la punta de la mortífera cola.

El dragón alzó una pata, atrapando a Tony, acunándolo contra el pecho. Lo llevó sobre un montículo de monedas, el castaño se sentó confundido, observando a la criatura apilar oro a su alrededor. Al ver que no se lo comerían, se recostó durmiendose al instante por la calidez de la estancia.

Fue realmente una odisea cuando el Hada tuvo que volver a su hogar. El dragón lo estampó varias veces contra el suelo, teniendo que prometer que lo visitaría todos los días.

Tony nunca se divirtió tanto en compañía de otro ser vivo, se probaba la joyería modelando para su acompañante, leían libros juntos y charlaban (aunque era más Tony en sus monólogos interminables)
Un día mientras regresaba de disfrutar los rayos del sol , al castaño se le ocurrió que sería una hermosa idea volar en compañía del dragón. Ingresando por una de las ventanas fue directo al susodicho, curar heridas generaría un enorme gasto pero al estar lleno energéticamente sus poderes también serían poderosos, siendo realmente fácil realizar la magia.

El dragón se sorprendió, movió sus alas elevándose solamente unos centímetros, al ver que no perdía la estabilidad, se dirigió a una de las ventanas, volando al exterior.
Tony se sentó en el techo de una de las torres, contemplando a la enorme criatura surcando los cielos con elegancia.

-★

Llegaba tarde a su tiempo compartido con el dragón, se quedó dormido mientras se alimentaba. Trato de ir rápido pero sus alas se sentían pesadas, sonrió al vislumbrar el castillo, la alegría lo abandonó  al ver una enorme cantidad de aventureros y soldados rodeando la estructura, en la entrada había un hombre vestido con túnicas azules, al parecer estaba diciendo algo pero por la distancia no distinguía que era. Flotando sin ser descubierto se acercó, captando la conversación.

-He vivido aquí durante años y no he atacado a nadie, no soy una amenaza - el humano alzó las manos en son de paz, hablando en un tono apaciguador.

El hada se sorprendió al hacer las conexiones, este hombre delgado, con hermosa voz era el dragón. Había que decir que en sus dos formas era majestuoso.

The State of DreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora