¿Cómo se ordena un corazón desorganizado por el amor?
¿Cómo se escapa del miedo?
Daniela encontró su lugar seguro en unos ojos verdosos, los de su profesora.
Pero esa mirada esconde algo más que seguridad...el miedo al amor reina bajo la oscuri...
Salí de la casa de Poché sintiéndome extasiada, aún sentía un ligero temblor en mis piernas, mi corazón no había dejado de latir de forma galopante y una sonrisa imborrable se había dibujado en mi rostro mientras caminaba por las calles de la ciudad. Sentía como el gélido viento chocaba con mi rostro provocándome un ligero escalofrío que se distribuyó por todo mi cuerpo.
C- Hola- saludé después de cerrar la puerta de la entrada.
Cómo era de esperar, el silencio fue el único que se digno a contestarme. Tiré mochila en algún lugar de la sala para dirigirme a mi cuarto, necesitaba una cálida ducha con urgencia.
Dejé caer lentamente mi ropa dejándola esparcida por mi habitación, observé por minutos el reflejo de mi cuerpo en el espejo.
Las marcas rojizas se vislumbraban acompañando al pálido tono de mi piel. Las uñas de Poché se hacían presente en toda la longitud de mis piernas haciendo estragos en mi vientre al recordar la imagen de ella acariciándome allí.
Varias marcas moradas lucían dispersas por mis pechos, estos aún sensibles; pero la más notoria de todas fue la que se distinguía en mi cuello. Pasé mis dedos sobre esta sintiendo un ligero temblor recorrer mi cuerpo.
C- Al menos no tendré que esconderlas para evitar que papá las vea- susurré- algo bueno tenía que haber en todo esto de estar sola... supongo- murmuré dejando caer una lágrima que recorrió mi mejilla y se perdió por la línea de mi mandíbula.
Perdí la noción del tiempo cuando las gotas de agua caliente cayeron sombre mi espalda, sinceramente no sé si fueron minutos, horas o incluso segundos, pero mi cuerpo se dejó llevar por el perfume dulzón que dejaba el gel, la calidez del ambiente y la sensación relajante que experimentaban todos y cada uno de mis músculos.
Salí del baño para rápidamente meterme entre mis cobijas dejándome abrazar por éstas, el sueño rápidamente se apoderó de mí.
Al día siguiente no vi a María José por ningún lado, odiaba admitirlo pero me encargué de recorrer cada centímetro del lugar buscándola, pero no había rastro de ella allí. Resignada me dirigí a casa deseando que el reloj rápidamente dejara pasar los segundos para que el día de mañana llegase lo más rápido posible.
Necesitaba sentir su presencia de nuevo cerquita a la mía. El sonido del celular me hizo salir de mis pensamientos provocándome una sonrisa al ver quien era.
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Rodé los ojos.
C- Maldita engreída- suspiré mientras agarraba mi mochila y salía de mi casa para dirigirme hacia la de mi profesora.
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Holaa❤️❤️ cómo andan??
Espero que os guste el capítulo ☺️☺️
En mi Instagram podéis encontrar la historia, donde la subo antes!!
