Venganza

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Aún era temprano cuando después de almorzar en grupo comenzaron a preparar sus maletas para dar por terminado el viaje. Era una mañana tranquila, apenas hablaron entre ellos durante el desayuno haciendo que el chocar de los cubiertos contra la cerámica de los platos fuese el único ruido perceptible dentro de la burbuja armoniosa que se había formado en cuanto los dos mayores del grupo terminaron de preparar los alimentos y los sirvieron en la mesa para dar paso a los bocados y sonrisas satisfechas por la deliciosa comida.

Pese a la carencia de palabras y lo mucho que todos parecían estar sumergidos en sus propios pensamientos el ambiente era considerablemente mucho más ligero que el día anterior. Suran sabía la razón, era obvia hasta cierto punto. No había que analizar demasiado las interacciones entre su novio y Jimin para darse cuenta del cambio que se generó después de la noche anterior y por ello mismo no podía dejar de darle vueltas al asunto, la vívida imagen del par de chicos abrazados uno encima del otro le había impedido caer ante el cansancio y el sueño que su cuerpo exigía ser atendido. Su intención no era espiar el tan vomitivo y conmovedor momento que estaban teniendo, salió de la habitación para dirigirse al baño en medio de la noche, extrañada también al sentir la ausencia del cuerpo del pelinegro en la cama aún cuando el reloj marcaba casi las cuatro, pero la idea de orinar quedó olvidada cuando escuchó murmullos que si bien no logró descifrar si le hicieron detenerse a mirar lo que ocurría.

Estaba molesta, por supuesto. Apenas le dirigía la palabra a Yoongi y había terminado por aislarse completamente de los demás. El pelinegro insistió un par de veces preguntando si ocurría algo malo pero ella declinó totalmente sin energía para armar otra escena en ese momento. ¿De qué servía de todas formas? Yoongi continuaría pasando de largo con ella para darle su atención al chico rubio que ahora sonreía un poco más, haciéndole hervir la sangre cada que ocurría, deseando poder desaparecer el bonito gesto que tenía cuando sus dientes se asomaban y sus ojos se curveaban. Estaba harta del discreto coqueteo que venía haciéndose presente desde sabrá quién cuándo y que sólo se intensificó después de su charla nocturna. Cada que Yoongi miraba a Jimin con cierto mote cariñoso ella sentía como sus entrañas se retorcían hasta dolerle en cólera.

Por ello le pareció fácil hacerlo, ni siquiera lo meditó lo suficiente. Sabía que sus celos le estaban orillando a una pésima e inhumana idea pero no le importó. Tomó la oportunidad de improvisar cuando le vió salir de la habitación meneando el rabo en alto y se convenció a sí misma de que no se podía tratar de una casualidad tenerle ahí a su disposición, olfateando el piso delante de él dando pasos vacilantes como si no se atreviera del todo a andar por ahí sin la supervisión de su dueño.

Suran miró en todas las direcciones posibles para asegurarse de que nadie estaba viniendo y fuese atrapada en el acto, se le había ocurrido la pequeña travesura instantáneamente pero debía de corroborar que la soledad fuese su único testigo para no ponerse en una situación sin salida.

Rápidamente y con la adrenalina circulando por sus venas se dirigió a pasos apresurados a la cocina donde urgó entre las alacenas hasta que dió con el pequeño frasco de veneno en polvo para ratas que notó el primer día cuando junto con Yoongi había lavado los trastes sucios en compensación por llegar tarde.

—Ven aquí. —Le dijo entonces en un susurro ahogado sin mucha fé de ser obedecida por lo que fue una sorpresa total cuando el gato se acercó curioso al reconocer el aroma del jamón que Suran sacaba de la bolsa con suma cautela intentando no hacer tanto ruido con el plástico de la misma, recibiendo un maullido exigente de parte de Curry al encontrarle tras la isla de la cocina. —Cállate. —Exigió con el mismo tono sin mirarle, bastante concentrada en completar su tarea. —Eres igual de irritante que él.

El cálico era un gato que de lejos se veía estaba rodeado de privilegios y buenos cuidados. Su pelaje a tres colores ondeaba largo y suave con cada movimiento que el felino hacía. Estaba bien alimentado y parecía tener buena salud. Además, dentro de lo asustadizo que parecía, también era confiado y amigable, propio de un gato de casa acostumbrado al ir y venir de las personas, la chica supuso entonces que Jimin era de recibir constantemente a sus amigos en su hogar pues Curry se mostraba complacido cada que alguno de los siete hombres en esa cabaña le mimaba y hablaba bonito, aunque poco tiempo fue el que le vieron pues Jimin había insistido con mantenerle en su habitación para evitar que se estresase demasiado.

Ex Novio 🌼 YM Donde viven las historias. Descúbrelo ahora