"—Entonces... ¿Me has perdonado?—" Las palabras que no podía sacar de su cabeza hacían eco tras eco exigiéndole una respuesta que aún no estaba seguro de dar. Aquella noche lo más sensato había sido huir cuando inconscientemente su vista se ancló al cuello de Jimin y los recuerdos que intentaba olvidar le obligaron a examinar minucioso intentando convencerse de que aquellas marcas que se tatuaron en su memoria ya no estaban.
Era fácil ser amable con él, suponía ninguna clase de esfuerzo extra tratar al menor con la cotidianidad de la que nunca pudo deshacerse pero cuando su doloroso rompimiento era puesto en la mesa para ser hablado Yoongi era incapaz de hacer a un lado las estelas de las sensaciones desagradables que robaron la confianza que tenía en sí mismo en aquel entonces.
La incertidumbre que provocó cuestionarse sí aquella vez sería la primera que Jimin estaba con alguien más durante su relación le atormentó hasta orillarle a empacar sus cosas y dejar el sitio que llamó hogar durante los tres años que vivieron juntos, sin embargo, poco consiguió mantener al margen aquella suposición cuando accidentalmente encontraba a Jimin en los pasillos de la facultad charlando amablemente con cualquier desconocido, con su sonrisa bonita y las mejillas sonrojadas que eran tan características en él. Yoongi era incapaz de tolerarlo, tan cegado por el enojo pero al mismo tiempo tan roto por la tristeza que le provocaba despertar día tras día con el lado de la pared de la cama vacío, cargando con la pesadez de sus latidos y con el asfixiante dolor que se hacía presente cada que incluso su nombre era mencionado, ansiando el momento en que finalmente pudiese recoger los papeles que le acreditaban la carrera con tal de no volver a poner un pie en el lugar.
Mentiría si dijera que aquello no había afectado su manera de desenvolverse con nuevas personas. Siempre tan arisco y desconfiado, autoetiquetándose como la persona con quien podían sólo pasar el rato pero no considerar algo serio. La palabra –amor– estuvo prohibida para él durante tanto tiempo y cada que alguien intentó formalizar, Yoongi tuvo la necesidad de ser grosero, indiferente hasta rozar lo desconsiderado, logrando así ahuyentar a todos.
Sus amigos y familiares comenzaron a repetirle que necesitaba sentar cabeza otra vez después de transcurrir los primeros dos años cuando notaron que él no tenía la más mínima intención de avanzar, asegurándole que de entre tantos prospectos habría quién sí valiese la pena pero Yoongi no quería volver a sentirse así. No quería volver a ser vulnerable, un blanco fácil del cuál aprovecharse.
Extraña broma del destino volver a poner a Jimin en el camino cuando creyó que su vida, finalmente, recuperaba su cause normal pues para él presentó cierto nivel de dificultad aceptar que nada de lo sucedido había sido enteramente su culpa. Reconciliarse consigo mismo había provocado dos mudanzas más, unas largas vacaciones en Daegu sin atender el teléfono y algunas cuantas charlas incómodas con su madre.
En su momento no lo pensó, no tuvo tiempo de actuar como siempre imaginó que actuaría sí volvía a encontrarle, cualquier idea pasó a segundo plano cuando la situación fue más grave que cualquier rencor no hablado y después, cuando creyó que no sabría nada más de él, Jimin volvió a llamarle inesperadamente para hacerle parte de un plan tan soso como hacer las compras para su alacena. Fue en automático que volvió a ceder, tal vez hipnotizado por el dulce tono de su voz diciendo su nombre o por lo radiante que se volvía su rutina con sólo recibir un mensaje de texto deseándole un buen día, haciendo a un lado la evidente herida que se abría un poco más cada ocasión que compartían un mismo espacio.
A pesar de lo sucedido ya no estaba molesto, pero lo confundido que le hacía sentir no le permitía bajar la guardia. Las palabras de Seokjin y Taehyung en sus respectivas charlas le hicieron sentir expuesto. Cómo si fuese fácil leer a través de él pero viéndose ajeno a sí mismo cuando no pudo notar al instante lo que sus dos amigos habían tardado apenas segundos en deducir. ¿Querer a Jimin? Sí, lo hacía. Incluso Yoongi se lo había dicho apenas unas horas atrás pero cuando saboreó las palabras del te quiero ni siquiera se detuvo a pensar en el significado de las mismas ni en lo mucho que se podían prestar a ser malinterpretadas, más bien se le escaparon en automático cuando los ojos de cachorro del rubio conectaron con los propios disipando la neblina de cualquier situación ajena a ese momento.
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Ex Novio 🌼 YM
Fanfiction-Yo creo que has cambiado mucho desde entonces. -La única diferencia notoria es que perdí algo de peso. -Yoongi se percató al instante que Jimin intentaba descaradamente dirigir la charla a otro punto donde no fuese dejado en evidencia, y pese a su...