Ex Novio 🌼 YM

Paranoia

Entró a la estación más cercana a Hybe con mucho apuro pues el frío de la noche estaba comenzando a ser casi insoportable. No había notado lo mucho que se había acostumbrado a la calefacción del auto de Yoongi en cada ir y venir hasta que se encontró a sí mismo sobándose los nudillos, arreglándose la bufanda una y otra vez hasta lograr calentarse las mejillas también.

Jimin se aseguró de que Eunchae subiera al auto de su familia para poder comenzar su propio trayecto. Ella se había ofrecido llevarle pero le argumentó que un viaje en tren quizá era lo que necesitaba para despejar completamente su mente, o al menos eso esperó.

La conversación con la chica pudo extenderse todavía más, era una entusiasta de las palabras y como estaba de buen humor dejó que Jimin conociera esa parte de ella sin la barrera de maestro-alumna estorbando. Se enteró así que Hoseok le dejó faltar a sus primeras prácticas cuando mencionó estar yendo a clases particulares pero que cuando Jimin dejó la academia ella también lo hizo, junto con Lily y Jiwoo, quienes para su grata sorpresa también estaban prontas a debutar bajo otra empresa. Fue ameno, le estuvo muy agradecido por dejarle contagiarse de su jovialidad, sin embargo se hacía tarde y dejó de antojársele la idea de pasar la noche ahí cuando Eunchae parecía bastante animada a acompañarlo, era incorrecto permitir que alguien tan joven y vulnerable pasase la noche fuera de casa, pensó, por lo que la persuadió a exigir al chofer de su familia que fuera a recogerla.

En cuanto a Jimin... Estar solo, concentrado en sus propios pensamientos sin ninguna clase de distracción que fuese realmente efectiva era un tanto complejo.

Con el paso de los años tras su ruptura con Yoongi tuvo que aprender a adaptarse a sí mismo, a comprenderse, a escucharse y dejar de castigarse tanto. "Soy humano también." Volvió de la frase su mantra para motivarse a seguir adelante. Aprendió a disfrutar del silencio, a pasear por su cuenta, a tolerarse y después a quererse aunque fuese sólo un poco. Y junto a todo el aprendizaje que ser solitario implicaba, Jimin se concientizó de lo fácil que era sabotearse y volverse desconsiderado consigo mismo y con los demás cuando un mal día nublaba su capacidad de empatizar, lo que le estaba ocurriendo justo ahora.

Bien, pese a su creciente mal humor por el entorno, por lo cansado que se sentía y por la extraña sensación que apuñalaba su nuca de vez en cuando, continuaba pensando que volver solo había sido un buen plan. No se encontraba en la mejor condición para mostrarse accesible a las personas, Eunchae había terminado por drenar la poca energía social que le quedaba por lo que ahora andaba con cara de pocos amigos, sin embargo no podía evitar extrañar un poco -mucho- a su novio.

Yoongi se volvió parte de su rutina otra vez. Estaban juntos una gran cantidad de tiempo y cuando no, estaba lo suficientemente ocupado trabajando o realizando sus tareas diarias en casa como para prestarle atención a los malos comentarios que de vez en cuando su cerebro se empeñaba en hacer. Las noches de insomnio se redujeron considerablemente pues el pelinegro le regaló un tarrito con gomitas de melatonina para estimular un mejor descanso y pese a que las pesadillas no habían desaparecido completamente aún, era más fácil conciliar el sueño tras una, por no mencionar lo bien que dormía cuando Yoongi estaba en la misma cama que él. Y ahora, sin que él estuviera presente para mantenerle fuera de su propio boicot, se sentía un poco desorientado.

Eso le asustó.
Tuvo miedo del susurro que evidenció que de recaer en lo más bajo otra vez no sabría cómo sacarse de ahí por su cuenta sin pasar nuevamente por un proceso doloroso que creyó ya había sido superado.

Exhaló un suspiro cansado contra el cristal de la puerta del metro en la que se había recargado cuando la grabación anunció a través de los altavoces lo cerca que estaba la estación en la que debía bajar. Eran alrededor de las once, no estaba seguro, la última vez que miró el reloj en la pantalla de su móvil fue antes de dejar el edificio, antes de que se le apagara por falta de batería, pero por el frío, los asientos vacíos y el par de hombres borrachos que se tambaleaban entre risas en el vagón de a un lado, debió suponer se estaba haciendo tarde.