Improvisar

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Yoongi le veía dormir desde el marco de la puerta de su habitación. Recostado sobre su costado izquierdo se había acurrucado con el cobertor cubriéndole hasta los hombros, a la distancia que tenían apenas se podían distinguir sus pestañas deslizándose suavemente por sus pómulos y el cabello que se le partía en mechones irregulares alborotados contra la almohada. Su respiración subía y bajaba lentamente, se veía bastante tranquilo pese a todo. Quizá era el calmante que tomó antes de irse a la cama o quizá que estaba en un entorno que se sentía mucho más seguro que el cuarto blanco de la sala de urgencias en la que tuvo que permanecer otras cuatro horas hasta que decidieron darle de alta; fuese lo que fuese, Yoongi quiso tener el poder de controlar todo a su alrededor para que nada pudiese perturbarlo. Ni el más mínimo soplo de aire fresco, ni una posición incómoda, ningún sonido, deseaba poder mantenerlo a salvo incluso de sí mismo.

Entre el espacio de su vientre y sus piernas ligeramente flexionadas estaba Holly hecho un ovillo en su misión de transmitirle calor a Jimin, él no dormía, en realidad parecía bastante atento a cualquier ruido y movimiento en el departamento que fuese extraño, vigilando y protegiendo dentro de sus posibilidades. Pareciera saber que algo andaba mal, o Yoongi quiso creer eso cuando se percató de la mirada fija del perro en dirección al pasillo, alternándola cada ciertos segundos hacia Jimin rectificando que su estado apacible no había cambiado.

Dió un largo trago al té de canela que estaba destinado a ser del castaño, dejando salir el aire que estuvo reteniendo de forma inconsciente desde que se subieron al auto hasta ahora. Esperó que Jimin llorara, que tuviera una crisis de pánico apenas pudiera asimilar lo sucedido pero en cambio, en cuanto la historia relatada por su boca terminó, él permaneció en silencio. Asintiendo o negando con la cabeza, haciendo quejidos bajos cada que venían a revisar cómo estaba y tocaban algo que provocaba dolor. No fue hasta que Yoongi le dejó entrar primero al departamento que Jimin habló: "—¿Puedo tomar un baño—" murmuró.

Yoongi secó su cabello mientras una bata de baño le abrigaba el cuerpo y después le dejó vestirse a solas con alguna pijama prestada mientras le prometía volver con un té, fingiendo no notar el enrojecimiento de la piel de su espalda y antebrazos que alcanzaban a no cubrirse con la tela, manteniendo una sonrisa suave en sus labios incluso si no fue correspondida.

Tras apagar las luces del cuarto que se habían quedado encendidas y emparejar la puerta para procurar el descanso de Jimin, se dedicó a hacer un par de llamadas avisando a la empresa y a sus respectivos supervisores de la evidente falta que ambos tendrían, y, aunque tenía bastantes ganas de acostarse junto al menor y tomar una siesta de un par de horas, encendió su computadora dispuesto a avanzar en su proyecto aunque fuese sólo un poco con tal de no llegar con las manos vacías al día siguiente.

Llevaba los audífonos puestos para que el sonido que pudiese provocar al agregar algo a su pista no lograse alcanzar los oídos de Jimin pero mantuvo la configuración a un volumen bajo para poder escuchar si el otro le necesitaba, mientras tanto Curry se había acurrucado en la silla a su lado, al principio viéndole trabajar pero pareció perder el interés rápidamente pues tardó casi nada en cerrar los ojos, dejando salir pequeños ronroneos cada que Yoongi le acariciaba la cabeza.

Intentó concentrarse, repasó una y otra vez los mismos veintitantos segundos que había logrado avanzar pero se sintió frustrado cuando ninguna nueva idea apareció. Creyó que lograría algo de presionarse a ello pero lo único que continuaba rondando su mente era encontrar al bastardo que se había atrevido a tocar a Jimin y encargarse él mismo con sus propias manos. Quería verlo suplicar, quería burlarse de él y pudrirlo en la celda más desdichada de la prisión; ansiaba poder devolverle cada golpe que pintó en el menor y hacerle lamentar haber nacido.

Yoongi estaba tan enojado.

Tener la limitante del anonimato avivaba más el fuego en su estómago. Cualquier sospecha que hubiesen tenido antes había sido tirada a la basura, le hacía sentirse inútil. Debió insistirle a Jimin solicitar el acceso a las cámaras de seguridad del bar aquella noche, debió no escucharlo cuando le dijo que volvería solo a casa, debió obligarle a quedarse con él en el estudio un momento más para que pudieran arreglar su pequeña riña, debió decirle sobre Suran y Curry apenas regresaron de Busan... Pero fue tan fácil perderse en el buen humor de Jimin, en sus sonrisas, en sus chistes, en sus palabras suaves y dulces y en sus demostraciones de amor que tuvo miedo de arruinarlo. Su egoísmo provocó algo peor en cambio. Hubiese preferido cualquier otra cosa que exponer de esa forma a Jimin por un capricho propio.

Ex Novio 🌼 YM Donde viven las historias. Descúbrelo ahora