VEINTIUNO

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Hermione Granger

Sus labios se presionaron contra los míos con necesidad.

Por una fracción de segunda mi cuerpo no reaccionó ante su gesto, pero cuando mi corazón empezó a latir desbocado, mi boca atacó la de ella.

Merlín, realmente la había extrañado.

Mis manos fueron detrás de su nuca, haciendo más presión y profundizando el beso, ahogó un jadeo cuando nuestras lenguas volvieron a unirse con anhelo, como si se dieran la bienvenida después de un largo tiempo, cuando en realidad no había pasado más de tres semanas desde que nuestro mundo se volcó patas arriba.

Sus manos estaban en mi cintura, presionando fuerte y firme, con sus manos en esta, pegué mi cintura más a ella, como si eso fuera posible.

Nos separamos y compartimos miradas.

Pude ver miedo por un momento, pero no, eso ya había ocupado nuestras mentes demasiado, tocaba dejarlo a un lado, cruzar la línea de lo prohibido.

Y sonriendo humedecí mis labios y volví a besarla.

Ella me inclinó hacia atrás cuando quedé sentada en el sofá y ella sobre mi regazo, se pegó aún más a mi dando pequeños brincos, sus manos subieron a los lados de mi cuello mientras que las mías habían aprovechado su ocupación en sentarnos en el sofá que las llevé hacia su espalda, bajando de forma lenta y continúa por el bajo de esta.

Bajé en dirección a su cuello y fui dejando pequeños besos húmedos.

Jadeó en mi oído y se apretó más a mi, tomé con más firmeza mi agarre en el bajo de su espalda y mordí ligeramente en la unión del hombro y el cuello, dejando visible una pequeña zona roja.

La escuché gruñir por lo bajo así que en ese mismo sitio, humedecí y besé la zona mordida para aliviar su molestia mientras que ella apretaba sus manos en mis hombros.

—Joder, Hermione— dijo en un susurro mientras yo bajaba mis labios por su clavícula y mis manos se colaban por debajo de su suéter.

—No pierdas los papeles, sigo siendo tú profesora —jugué mientras mis manos tocaban el borde de su sostén.

La escuché reír, sus manos fueron a las mías que ya iban dirección a la piel desnuda de su espalda.

—Por eso mismo tú tampoco deberías perderlos— quitó sus manos de cerca del broche de su sostén pero para mí suerte las dejó cerca de su culo.

ᴍᴇʟɪꜰʟᴜᴏ~ ʜᴇʀᴍɪᴏɴᴇ ɢʀᴀɴɢᴇʀ (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora