El final de la estudiante de honor académico en Hogwarts, Hermione Jean Granger, dio un giro inesperado cuando abandona el ministerio a sus treinta y seis años y se presenta como profesora en el colegio Hogwarts de magia y hechicería.
Años después H...
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Léa Malfoy
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• Parte final 3/5 •
Observé la habitación detenidamente para asegurarme de que habíamos tomado todas nuestra cosas y que Hermione y yo no nos habíamos dejado nada. Aquellos vacaciones de Navidad habían sido sin duda de las mejores de mi vida, al principio tuve cierta duda y miedo en traer a Hermione a la mansión por obvias razones pero yo tenía claro que ella era mi persona, la mujer con la que quería pasar el resto de mi vida, entonces... ¿Por qué seguir ocultándonos? Ella ya no era mi profesora y yo ya no era una adolescente con un futuro incierto, ahora más que nunca tenía las cosas claras y Hermione formaba parte de cada uno de mis planes.
"Hacéis buena pareja"— me susurró Regina con una sonrisa en la cena de año nuevo y yo le devolví la sonrisa con una sensación cálida y vibrante en mi pecho.
"Te hace feliz y te ama, al igual que tú a ella, no necesito nada más para estar tranquilo y saber que estás haciendo las cosas bien"— me contestó Scorpius tranquilamente con una pequeña sonrisa al notar el nerviosismo que reflejaban mis manos al hablar por primera vez con él del tema. Una vez más las lágrimas de felicidad se escaparon de mis ojos mientras Scorpius me daba uno de esos abrazos fraternales que eran mis favoritos.
"Al principio pensé que se te había ido la cabeza completamente cuando me dijiste que habías formalizado tu relación con Hermione, pero ahora me doy cuenta de que estás más lúcida y viva que nunca. Eso que tenéis es amor de verdad y que sepas, querida amiga mía que siempre vais a tener mi apoyo"— me dijo Anne la mañana siguiente de año nuevo mientras preparábamos el desayuno. Yo quise saber cual era su punto de vista de mi relación, Anne era mi mejor amiga desde pequeña y era una persona muy especial para mi, contar con su apoyo era tan importante como contar con el de mi padre y el de Scorpius. Ella se rio al notar que yo me había quedado callada y me mordía sutilmente el interior de mi mejilla, algo que yo siempre hacía cuando estaba al pique de llorar y ella lo sabía, tiró de mis hombros hacia ella y mientras ambas nos reíamos como dos idiotas, nos abrazamos.
Aquellos días de Navidad lloré en repetidas ocasiones y todas ellas fueron a causa de la felicidad y alivio que sentía en mi pecho al saber que toda mi familia me apoyaba en mi relación con Hermione y no solo eso, sino que la trataban de manera natural como un miembro más de la familia, sin desplazarla ni hacerle sentir incómoda o mal. Hermione reía, hablaba y disfrutaba con todos ellos, en todo momento se demostró receptiva y cómoda, algo que también me aseguró la noche anterior mientras recapitulábamos nuestras primeras Navidades juntas en familia, reconociéndome que al principio no tenía mucha seguridad de que las cosas saldrían bien pero finalmente admitió que venir aquí había sido lo mejor que había hecho.
