El final de la estudiante de honor académico en Hogwarts, Hermione Jean Granger, dio un giro inesperado cuando abandona el ministerio a sus treinta y seis años y se presenta como profesora en el colegio Hogwarts de magia y hechicería.
Años después H...
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Hermione Granger
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• Parte final 4/5 •
El mes de marzo había llegado con un clima bastante inestable. Un día podías levantarte con el cielo despejado y una temperatura agradable y al siguiente no dejaba de llover en todo el día y el viento era tan fuerte que las estadísticas de que te quedases sin paraguas eran bastante altas.
Hoy era uno de esos en el que llovía tanto que el limpiaparabrisas del coche no daba abasto y realmente no ayudaba mucho. Tuve que salir corriendo en cuanto bajé del coche hasta el edificio ya que no me apetecía que se me rompiese otro paraguas este mes, ya había roto tres, no quería más.
Llegué empapada al apartamento y cuando abrí la puerta vi que Léa me observaba desde el sofá con cierta sorpresa, luego se rio ampliamente. Daniel, que estaba en el otro sofá, estiró su cuello para observarme y cuando lo hizo tuvo la misma reacción que Léa.
—Pero querida, tenemos una ducha y agua en casa— soltó Daniel y ambos se miraron para seguir riéndose.
Solo me había mojado, no entendía el por qué les causaba tanta diversión, hasta que me miré en el espejo y noté que mi pelo estaba tan mojado que parecía lamido por una vaca y mi maquillaje se había corrido, dándome el aspecto de un payaso, y solo había estado dos minutos bajo la lluvia.
Léa se levantó del sofá entre risas y se acercó a mi, me tomó de las mejillas y me dio un tierno beso. —Sigues siguiendo preciosa, amor— dijo sonriendo divertida y después limpió mis ojos con una toallita húmeda que tomó de su bolso y supuse que era desmaquillante.
—Gracias– dije con una mueca de disgusto ante su burla, finalmente sonreí —¿Cómo es que has llegado hoy antes?— Léa llegaba todos los viernes sobre las cinco de la tarde pero hoy apenas eran casi las cuatro y ella ya estaba aquí incluso con el pijama ya puesto.
—Pues...– dijo tomando otra toallita para terminar de limpiar los restos de maquillaje —Porque mi clase de última hora se ha cancelado ya que la profesora parece haber pillado la gripe. –explicó y yo hice un sonido con mi boca entendiendo, ella observó mi rostro y luego asintió. —Perfecto, ya no pareces un mapache bonito.
Sonreí y le di un beso un poco más extenso. —Muchas gracias, señorita Malfoy.
Escuché como Daniel trataba de contenerse la risa y me giré para mirarle mal. —¿Y tú de qué te ríes?
Él levantó sus manos en señal de inocencia y negó con la cabeza. —Nada, nada...– murmuró y luego se quedó observándome, deteniéndose en mi pelo, sus mejillas se hincharon y volvió a reírse descaradamente.
La risa de Daniel era tan contagiosa que Léa no pudo evitar reírse, incluso yo solté una ligera sonrisa mientras me dirigía al baño y comenzaba a quitarme la ropa que estaba prácticamente pegada a mi piel.