TREINTA Y NUEVE

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Léa Malfoy

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—¿Porqué no me felicitaste antes?— pregunté tras darle un bocado al delicioso chocolate en barrita.

—Quería darte tu tiempo con tus amigos y pues tenías que hablar con tu familia, no quería molestar— sonrió ligeramente y eso me hablandó el corazón de una forma que me asustó.

—¿Una molestia? Merlín, Hermione, me ofendes– la mujer seguió sin decir nada, parecía algo avergonzada —¿Enserio pensabas eso?

—Entiendo que bueno, tienes tus amigos, tu gente, tienes que salir de fiesta, divertirte, eres una adolescente y quizá no sería apropiado que yo viniese con un ramo de flores a las doce de la noche deseándote feliz cumpleaños como si fuésemos una pareja de casadas, ¿No?

Bueno... Pareja de casadas definitivamente no éramos y obviamente no podía presentarse en mi sala común con un ramo de flores, besarme y desearme un feliz cumpleaños, ¿Pero porqué ella lo decía como si fuese algo horrible? Yo lo pensaba y no sonaba tan mal, no, viniendo de ella.

Suspiré y le di una pequeña sonrisa, era la primera vez que no sabía que contestarle exactamente.

—No quiero que pienses que eres una carga para mí, solo me hubiese gustado haber sabido de ti pero ahora que se los motivos no importa pero de verdad, no pienses que estoy aquí solo por divertirme, no busco eso.

—¿Y qué busca Léa Malfoy de Hermione Granger?

Hermione Jean Granger — corregí con una sonrisa ladina, ella divertida me atrajo hacia ella tomándome por la cintura.

Vaya, si que sabes sorprenderme, ¿Eso también lo leíste en el profeta?— se burló, yo me separé de ella avergonzada.

—Simplemente tenía curiosidad de saber quien eras y porqué salías tanto el periódico.

—Ya, claro... ¿Y cómo fue eso?— sus ojos brillaban como los de una niña pequeña.

—Digamos que fue atracción a primera vista, pero no te lo creas mucho.

Léa Malfoy, 16 años.

Estaba sentada en la mesa del desayuno junto a papá y Scorpius. Todo estaba en silencio como siempre, era otro de esos días de verano asquerosos que se hacían eternos. Sentía que ya estaba sudando y apenas eran las nueve de la mañana.

Hoy iríamos con los Zabini a la playa por eso Scorpius y yo estabas desayunando junto a papá, que habitualmente solía hacerlo solo. Cómo siempre leía el periódico mientras tomaba café negro en su taza de siempre, en esta ocasión tenía el ceño fruncido.
No pude evitar centrar mi mirada en el papel, pero no pude ver nada, lo tenía apoyado en sus piernas y lo ocultaba todo.

—¿Me pasas los croissant?— me pidió Scorpius, noté su acento francés al decirlo. Se los pasé e intenté centrarme en mi desayuno, pero papá suspiró y dejó el periódico en la mesa, se puso en pie y le dio un trago al café, lo dejó a la mitad y eso era raro.

—Niños por favor, en cuanto terminéis  preparaos para no estar esperando como siempre— después se marchó, Scorpius parecía entra en trance con su croissant y la mermelada en las manos.

Y la curiosidad mató al gato.

Tomé el periódico y me fijé en la portada.

HERMIONE GRANGER CERCA DE CONSEGUIR LA LEY PARA LOS ELFOS DOMÉSTICOS.

Había oído hablar de ella, solo un poco y bueno, en Hogwarts algo más, por lo visto fue y es importante en el mundo mágico pero a mi padre nunca le agradó.

Me llamó la atención la frase de debajo del título.

Una vez más, la bruja más buena de nuestra generación nos da una lección.

¿Una no-sangre-pura dando lecciones? Esto tenía que verlo yo.

—¿Desde cuándo lees el periódico?— murmuró Scorpius adormilado.

—Cállate— me fijé en que en casi todo el periódico se hablaba de ella y sus avances.

—Que simpática.

No pude evitar leer y leer casi todo el periódico mientras dejaba mi desayuno de lado. Digo casi porque no todo trataba de ella, sino, lo hubiese hecho. No entiendo en que parte ni en que momento fue en el que a mí Hermione me atrapó. Quizá fue su duro camino, su lección al mundo y como lo seguía haciendo, su valentía, su fuerza, su labia al hablar en las entrevistas de carácter serio o sus críticas al dichoso profeta que hasta yo lo detestaba y no lo había leído nunca, hasta ese día.

Levanté la cabeza tras cerrar el periódico y observé que Scorpius no estaba en la sala y que no quedaba nada más en la mesa salvo mi desayuno a medio comer. Parpadeé algo desconcertada y miré el reloj. Eran las diez.

Llevaba una hora leyendo y atando cabos sobre aquella mujer que no conocía de nada, pero aún así me había atrapado completamente.

Escuché voces en la entrada y vi por la ventana había un coche negro que me era familiar y que papá hablaba con Blaise y Pansy.

Escuché como alguien corría por el salón y una puerta de la sala se abrió de golpe.

—Léa, nos vamos..– pero el moreno que venía energético se quedó parado al verme en pijama aún.

—Hola Brandon— lo saludé con una sonrisa ladina.

—¡Ya estás subiendo a ponerte el maldito biquini porque te juro que si no te bañas desnuda o con tus bragas de Barbie!— el chico me empujó por la espalda mientras me decía que a mí siempre tenían que estar esperándome y que ni se me ocurriese meterme en el baño para peinarme, que le daba igual el nido de pájaros de mi cabeza.

Reí y cerré la puerta de la habitación, iba directa para cambiarme rápidamente, pero antes me acerqué a mi escritorio y arranqué un trozo de papel y puse el título de su libro, ese que comentaba que había publicado hace poco.

El camino hacia lo mágico.

Lo guardé en el cajón y me cambié rápidamente.

No se porqué o que fue lo que cambió para que los días de verano ya no me pareciesen tan aburridos.

Actualidad.

En realidad si lo sabía, simplemente Hermione había revolucionado mi vida, incluso antes de conocerla, había sido mi pequeño lugar de paz en los peores momentos. Quizá algo dentro de mí siempre supo que aquella mujer no era como mi padre decía.

—No digas nada, ¿De acuerdo?— sentía que tenía la cara ardiendo de la vergüenza tras haberle contado la historia a Hermione, pero su sonrisa era de oreja a oreja.

Ella en cambió soltó una carcajada y luego me tomó de la mejilla para acercarme a ella y besarme. Me hizo sentir de la misma forma que cuando leí de ella por primera vez, tranquila.

Antes no entendía el porqué, en cambio ahora sí.

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<3

Léa ya estaba obsesionada con Hermione desde los 16, aunque ella lo niegue.

POV: soy Scorpius en trance con su croissant por las mañanas.

Muchos besitos de la autora 💖

ᴍᴇʟɪꜰʟᴜᴏ~ ʜᴇʀᴍɪᴏɴᴇ ɢʀᴀɴɢᴇʀ (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora