5|Futura novia|

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Mi semana fue un poco cansada.
La escuela está organizando el famoso festival anual y en eso hemos andado todos.

Por lo que no he tenido tiempo de volver a salir con Ruggero pero si hemos conversado por teléfono.

—Apúrate Karol, y por favor anda con cuidado, no te vayas a caer.

—Tú tranquila y yo nerviosa.

Le sonrió para que deje su paranoia.

Alexa siempre es así. Tiene un instinto sobreprotector con todas, no quiere que nos pase nada y es por eso que nos pide que nunca corramos por los pasillos porque nos podemos caer. Y a sus alumnos los trata con una delicadeza impecable.

Las cajas que llevo no me dejan ver demasiado pero soy consciente de hacía donde voy.

Hoy es viernes y por todo no hay clases ya que mañana es todo el evento y la escuela debe quedar lista para eso.

—¿A ti que puesto te tocó?— Laila, otra compañera, llega a mi lado.

—Tengo que hacer flan y ensalada de frutas.

Bueno, más bien los padres de familia aunque yo también me comprometí en estar aquí a tiempo y organizador todo. Necesito buscar los vasos y manteles.

Las dos seguimos conversando de cosas triviales y terminamos exactamente a las tres de la tarde en poner la última mesa.

Recojo mi cabello en otra coleta porque la anterior estaba echa un lío. Y sujeto mi bolso, despidiéndome de todas.

Antes de ir a mi casa decido pasar por el supermercado y comprar los vasos. También debo conseguir el mantel porque en mi casa no tengo ninguno.

Por lo que cuando cruzo un pasillo veo algo enviado del cielo. No había visto antes esta sección. Hay manteles de todo tamaño y diseño. Entre algunas otras cosas, como mesas de centro y arreglos florales.

Tomo todo lo que necesito, entre otras cosas.

Siento un leve dolor en mi abdomen y sé que no es mi período. Así que decido pasar por la farmacia y evitar enfermarme, peor con todo lo que tengo que hacer mañana.

***

Seis de la tarde y yo no me puedo mover de la cama, juro que lo intentó pero el dolor es más fuerte.

Acabo de despertar porque en cuanto llegué tomé una ducha y me quedé dormida. Fue inevitable. La pastilla que me dio la chica de la farmacia funcionó pero en este momento la estoy pasando muy mal. Las náuseas y el vómito han hecho que mi pecho empiece a doler.

Decido pararme cómo puedo y en este momento maldigo no vivir con mis padres. Mamá sabría qué agua, de cualquier planta, darme para que pase. Desafortunadamente Mily no está y tampoco puedo acudir a ella.

Solo tomo mi bolsa y guardo mi celular.

Llamó a un taxi y le digo a la chica que lo envíe de inmediato.

Cierro la puerta de mi casa, para esperarlo afuera y es Ruggero con quien choco.

Tiene una sonrisa en su rostro, pero esta se va desvaneciendo en cuanto me ve.

—¿Qué tienes?

—Me duele mucho el estómago.

Él sujeta mi brazo y su mano va directo a mi frente.

—Tienes fiebre.

Eso no lo había notado.

¿Tan mal estoy?

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