10|Sensaciones|

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El festival es todo un éxito y me siento orgullosa por eso. Todos hicimos un excelente trabajo.

En este momento estoy viendo como dos señores corren con una cubeta de agua en su cabeza para poder depositar en el recipiente que tienen sus esposas. Cabe resaltar que ambos están mojados de pies a cabeza.

Dejo de mirar cuando escucho la voz de él. Se puso detrás del mostrador y ahora mismo les está dando dos vasos de ensalada de frutas a dos niñas. Sirve de manera delicada y deja dos servilletas en los bolsillos de sus mandiles.

Dijo que vaya a disfrutar un momento del show que él se encargaba de todo. Y lo adoro por eso.

Por las carcajadas vuelvo a mirar el espectáculo de enfrente.

Las horas pasan y cuando finaliza el evento, Leticia indica que mañana no habrá clases y nos presentemos con normalidad el lunes. Necesito disfrutar mucho este fin de semana. Últimamente me he sentido un poco cansada. Aparte que ya he perdido muchas clases con Mily y necesito seguir sobreviviendo y no lo puedo hacer si solo como pasta.

Limpiar no es tarea sencilla pero los señores de limpieza son los que toman la iniciativa y hacen que salgamos de la institución. Ellos se encargarían de todo.

Le pido a Ruggero que me vaya a dejar a mi casa y él accede.

—¿Quieres hacer algo este fin de semana?

Estaciona el auto y se gira para mirarme.

—¿Algo cómo qué?

Se encoje de hombros.

—Tú me debes muchos recorridos.

Su mano viaja a mi mejilla y me siento nerviosa a un nivel extremo.

—Prometo que este fin de semana valdrá la pena.

Es lo único que se me ocurre decir porque ahora mismo ningún lugar cruza por mi mente y tengo la clase con Mily.

Siento que la respiración se me corta cuando se me acerca y por andar así termino moviéndome, rompiendo el momento.

—¿Entonces cuando nos vemos?

Mañana quiero descansar pero también lo quiero ver.

—El sábado espérame en tu casa.

Ruggero asiente y deja un beso en la comisura de mi labio y creo que de la manera más torpe salgo del auto.

Mi casa como siempre está en un completo silencio. Aunque solo pasan unos minutos antes de que el timbre vuelva a sonar. No espero a nadie y dudo que Ruggero se haya regresado.

—¡Mi amor!

Unos brazos me rodean y parecen querer dejarme sin aire. Besos son regados por mis mejillas, a la vez que unas manos limpian los mismos.

—¿Mamá? ¿Papá?

Las dos personas frente a mí me sonríen y mamá es quien me hace a un lado para entrar.

—Te dije que vendríamos.

—Pero no hoy.

—Parece que no te diera gusto.

Ella deja una bolsa en la encimera de mi cocina y empieza a sacar un poco de cosas, desde detergente hasta leche.

—Claro que me da gusto. Solo que no me avisaron con tiempo y no tengo nada preparado y ni he arreglado la habitación de huéspedes.

—No te preocupes cariño, cocinaremos las dos.

—Mientras yo veo televisión.

Rio cuando papá empieza a acomodarse en el sillón pero mamá lo levanta y empuja diciéndole que debe ir a arreglar la habitación.

Solamente TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora