Mi cabeza duele con el sonido de mi despertador. Apenas puedo estirar la mano para hacer que se calle.
Como puedo abro los ojos y veo la hora; siete de la mañana.
Me paro con toda la pereza del mundo, mientras voy viendo la ropa que me pondré. Así que dejo todo en mi cama y entro al cuarto de baño.
—Ni viy a timir. Eres pésima para cumplir promesas.
Me refresco bien y cepillo mis dientes al salir. Busco en mi botiquín y saco la pastilla que necesito. Solo espero que eso alivie el leve dolor porque sino pasaré un mal día.
Cuando termino de vestirme salgo muy rápido para poder llegar a tiempo a la escuela. Lo hago y saludo a mis compañeras mientras me dirijo a mi salón.
Respiro tranquila cuando los niños se comportan de maravilla y en orden los saco al patio a la hora de receso.
Reviso mi celular.
<<¿Amaneciste con resaca?
<<Un poco, pero he tomado una pastilla y estoy mejor. Lo siento por cualquier cosa que hice ayer.
<<¿No recuerdas nada?
<<Solo hasta la parte que me dormí en tu auto.
En ese momento escucho mi nombre por los altavoces y voy a la oficina de la directora. Al entrar me recibe con su sonrisa carismática. Es una mujer de treinta y cinco años, va a cumplir su primer año con este nuevo cargo.
—Hola Sevilla, te llamo para algo muy importante.
Deja su café a un lado y toma una carpeta de su escritorio, el cual me extiende y lo tomo mientras la confusión y curiosidad se apoderan de mi rostro.
—¿Qué es esto?
—Se viene el festival de verano, exactamente el siete de junio. Quiero que sea una gran fiesta tanto para los niños y padres como para los docentes. Un día lleno de comida y juegos. El clima es precioso en esos días.
Verano, catalogado como la mejor época de Italia en lo que respecta a viajes. Estación del año en la que las playas son el perfecto destino para vacacionar.
—Macarena, Galicia y tú son las encargadas principales en cuanto a la organización. Las demás estarán a su disposición para ayudarles en la decoración.
Me gusta la idea pero faltan prácticamente cinco días para esa fecha. Son muchas cosas en las que pensar, sin embargo;
—Cuenta conmigo. Hablaré con ellas para ver las ideas que tienen.
Leticia se acerca a abrazarme mientras me agradece. Su celular suena y parece que sus ojos brillan cuando ve el nombre de su esposo en la llamada entrante. Me despido de ella y salgo de la oficina. Tengo veinte minutos así que voy con las chicas y empezamos hacer una lluvia de ideas.
Quedamos en comprar materiales para empezar con las decoraciones, pidiéndole ayuda a las demás, más para los juegos ya que lo mejor es contratar a alguien que se encargue de la entrada principal.
Regreso a ver a los niños y el dolor de cabeza empieza a pasarme factura. Les ruego silencio y juro amarlos más cuando me hacen caso. Dejo a un lado la clase que les tenía preparada y empiezo a mensajearme con Piero mientras los dejo dibujar lo que ellos quieran.
Mi amigo me dice que tiene todo lo que necesito y que lo tendrá listo cuando pase por ahí. Busco algún mensaje de Ruggero pero no hay nada, talvez y está revisando algo de la editorial o su libro.
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