20|Revelación-parte 2|

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Ella lo vio y se enamoró

Él nunca dejó de observarla y volvió a caer.

—●—●—

Balbucea pero no emite una palabra coherente.

Como puedo me acerco al armario y tomo ropa. Caminando hasta encerrarme en el baño. Me cambio muy rápido, pensando que fui una tonta por no haber visto antes ese tatuaje.

Salgo y él sigue parado a un lado de mi cama.

Le tiro la camisa para que se la ponga, sin importarme que le caiga de llano en el rostro.

—Lárgate.

Salgo de la habitación porque no soporto estar cerca, en este momento mi cabeza es un revoloteo. Hago esfuerzos por recordar pero nada y aunque lo más sensato es dejarlo quedarse para que me explique las cosas no puedo.

No quiero verlo.

Escucho como baja la escalera, estoy en la sala cruzada de brazos.

—Tienes que dejar que te explique.

—Vete.

Hace el intento de acercarse pero me muevo del lugar, por lo que no le queda más remedio que irse.

Sale y no le doy tiempo a nada. Cierro a la puerta y me deslizo hasta llegar al suelo. Tomando mi cabeza entre mis manos y tratar de calmarme.

Por eso nunca se sacaba la camisa para ir a la playa. Nunca dormía sin una. Sus comportamientos nerviosos ahora me ponen a pensar. Pero decidí darle toda mi confianza, cuando él sabía quién era.

Y no se llama Gonzalo precisamente.

La puerta es golpeada. Como sea él voy a tirarle lo que encuentre.

Limpio mi rostro con la manga de la sudadera, abriendo la puerta para encontrarme con quienes sí o sí me tienen que dar una respuesta.

—Hola hija.

—¿Quién es Ruggero?— bombardeo a mis padres.

Ellos se quedan sin habla. Saben perfectamente de quien estoy hablando y eso es lo que necesito que me digan ahora.

—¿De dónde sacaste ese nombre?

—Es el hombre con el que he estado saliendo en los últimos meses. El cual me ha ocultado la verdad de conocerme y son ustedes quienes me lo van aclarar.

—Hija, el médico...

—El médico no sabe lo que estoy sintiendo.— mi voz se quiebra y decido que debo tranquilizarme un poco.—Necesito que me lo digan. Yo no siento ningún dolor físico pero esto me está atormentando.— la cabeza punzando, recordándome que no es del todo cierto.

Ellos parecen pensarlo y toman mis manos para llevarme hasta el sofá. Quedando en frente de mí.

—Tienes que tomar esto con calma.

—Solo díganlo ya.

Estoy cansada.

—Ruggero...Ruggero era tu esposo.

Me río, claro que lo hago.

No puede ser verdad. 

—No es cierto.

—Fueron novios desde que tenían diecisiete años. Cuando cumpliste veinte te pidió matrimonio en la fiesta que él mismo organizó. — termina de hablar mamá como dándole paso a papá mientras yo sigo estática.—Se casaron el 12 de Octubre del 2018.

Solamente TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora