Maternidad Pokémon

Un gran esfuerzo (Pt. VI)

Cansancio, ¿Es un estado del cuerpo o una emoción en la mente? la pregunta que se hacían todos los deportistas luego de estar en constante actividad por algún tiempo, algunos dirán que es una mezcla de factores que termina por hacerlos sentir agotados a pesar de que bien podrían seguir corriendo o jugando por horas y horas.

No importa si se ve desde el área científica o por las experiencias de los atletas, todos llegan a la conclusión de que el cansancio termina por provocar sueño, haciendo que hasta el mas enérgico Pokémon eléctrico quiera dormir, y eso es lo que ocurría con Cindy, una fatigada muchacha que en un instante cerro los ojos y dejo pasar un par de horas.

Pero no es tiempo perdido, pues dentro de sus sueños es que nuestra historia continua, con una escena bastante interesante para ella, un momento que cambio su vida y la de su marido para siempre, no fue su boda, llevaban ya casi un año portando sus anillos, fue un momento mas intimo y alejado de la vista de todos, de aquella noche de febrero en la que muchos estarían haciendo lo mismo.

—Escuche que Daniel fue bastante popular en su nueva escuela —El hombre de la relación, mientras se quitaba los zapatos dándole la espalda a la puerta del baño donde se encontraba la persona con la que platicaba.

—Le dieron muchas cartas las niñas, cambio chocolates con sus amigos —Eran las palabras de Cindy desde el otro lado de aquella puerta —Me alegra mucho, pero me preocupa también.

—¿Quieres que tenga esa charla con él? —Pregunto de forma tímida mientras se cambiaba por una ropa mas cómoda para dormir —No veo que tenga aún interés en tener novia.

—Lo sé, platica mucho conmigo pero no me ha contado nada de eso, pero... soy su madrastra, quizás en su inocencia llegue a creer que como su papá tuvo dos esposas, él pueda tener mas de una a la vez. 

—Estaré al pendiente de ello, no quiero mas malentendidos en esta familia, con tu padre fue mas que suficiente para... —Dejo de hablar cuando escucho que la puerta se abría, quedando mudo por la escena que presencio al voltear. 

Ella, su nueva esposa estaba parada en el marco de la puerta usando una ropa diferente; generalmente vestía una camiseta vieja de baseball de su equipo favorito y solamente su ropa interior, pero hoy quizás por ser una ocasión especial estaba usando lencería negra bastante ajustada a sus proporciones reducidas pero femeninas.

Mallas finas en las piernas, panties y sostén de encaje floral a juego y un pequeño chal casi transparente cubriendo a penas lo que su ropa debía esconder, esos pequeños pechos y esas caderas tonificadas de una corredora como lo era ella. 

—¿Es... demasiado atrevido para tu gusto? —Pregunto algo tímida, cubriendo su busco con n brazo mientras con el otro y ayudada de su pierna trataba de esconder su feminidad. 

—Diría que si, bastante atrevido —Hizo una pequeña pausa para colocar sus lentes en la mesita de noche que tenían —Pero luce bastante lindo en ti, aunque claro, siempre me has gustado mas sin... sin nada puesto —Soltó tratando de sonar halagador y presuntuoso, tratando de imitar al galán de una telenovela.

—"Owns" —Expreso ella —Me encanta como siempre quieres ser formal en cada cosa.

Sin mas que risillas ambos se fueron acercando, hasta estar frente a frente para envolverse en un abrazo lleno de cariño, recostándose en el cuerpo del otro y sosteniéndose así por unos segundos antes de verse a los ojos y dedicarse un corto beso de enamorados. 

—Fue un día largo en el trabajo y la casa —Eran palabras del profesor Mitchel —Me sorprende como siempre tienes la energía que me falta, aunque no sabía que estarías de humor para estas cosas hoy, pero debí suponerlo pues eres mi intrépida conejita, siempre te atreves a estas cosas.