Un gran esfuerzo (Pt. VIII)

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Las mañanas en aquella casa casi siempre eran agitadas, sea en el buen o mal sentido. Tener a una pareja de profesores a la cabeza de una familia significaba levantarse mas temprano para tener listos a sus hijos, a la vez que ellos mismos se preparaban para dar sus clases.

En este día, a pesar de ser unas cortas vacaciones también estaban algo agitados, con el padre de los chicos cargando a su esposa de un lado a otro mientras estos últimos apenas se estaban despertando.  

—¿Llevas todo lo que necesitas? —Se trataba de aquel profesor hablando con la conejita que buscaba algo en su mochila.

—Si, incluso un par de cosas extra, no quiero que nos falte nada 

—¿Iremos a tardar mucho? —Fue lo que pregunto mientras la sentaba en el sillón un momento —Solo espera un segundo, iré por las llaves y nos iremos sin problema.

—No tomará mucho tiempo, es solo ir por un papel y... volver... —No termino su dialogo, su marido ya se había escapado de la sala.

—¿A donde irán? —Pregunto Daniel entrando por donde se fue su papá

—Al hospital, deje un par de muestra para confirmar lo que ya sabemos.

—Bueno... Quería salir mas tarde, para visitar al abuelo —Esa ultima palabra hizo que las grandes orejas de la profesora se alzaran inmediatamente.

—¿Mi papá, quieres ir a ver a mi papá?

—Si, quería ver si me prestaba un par de sus herramientas, estoy llevando un curso en el internado y... —Fue interrumpido por su madrastra, cortando a la mitad lo que iba a decir.

—Es una buena idea, su numero esta en la libreta que mantengo cerca del televisor, mejor dile que venga, para pasar un rato con ustedes dos mientras voy con tu padre a comprar unas cosas para preparar el almuerzo.

—N-no quisiera molestarlo en realidad, no es como que urgentemente... —No termino de hablar, su madrastra lo interrumpió antes de que pudiera excusarse de alguna forma. 

—Vamos, él los quiere mucho, es capaz de saltar desde el edificio donde esta trabajando con tal de llegar rápido para verlos.

Daniel se detuvo un momento, viendo al frente a su madrastra, casi acostada en el sofá para mantener recta la pierna fracturada, vestía una camiseta deportiva bastante larga con el emblema de un fletchinder, y debajo lo que parecía una falda bastante larga que llegaba mas allá de su rodilla.

—En ese caso tampoco quisiera hacerlo, no quiero ver dos piernas rotas en esta casa.

—Muy gracioso —Respondido ella de mala forma —Le marcaré de todas formas, no quiero que salgas y dejes a tu hermanito solo.

Esas palabras resonaron un poco en su cabeza, provocando en él un sentimiento extraño, como de preocupación o ansiedad, quizás sobre pensar en lo que es la soledad  le estaba reviviendo un recuerdo bastante antiguo.

—Buen día hijo —El saludo de su padre lo saco de esa distracción —Perdón por no saludarte hace un momento, estaba algo atareado, ¿Podrías sacar la silla de ruedas y abrirme la puerta del auto? —Le pregunto mientras ofrecía su juego de llaves. 

No respondió nada, solo tomo las llaves y salió a la puerta, tomando de paso la susodicha silla de ruedas y pasando por ese patio diminuto que había frente a la casa, ahora si despertando recuerdos de una infancia que ya había terminado; miraba como si fuera en vista de tercera persona el recuerdo de la maestra Cindy y él acostados en el césped, con sus mochiles y la bicicleta de la profesora a un lado; observaban las nubes mientras esperaban que llegará el hombre de la casa.

Maternidad PokémonWhere stories live. Discover now