La perrita del bosque (Final)

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Me sentía acalorada todo el día y por más se fuera al lago, a los ríos o caminata para ir a la lejana cascada,  no había forma de bajar esa temperatura, aún con el cansancio provocado por caminar tanto y con ese peso adicional.

Pero las frías aguas me permitían contener la respiración un momento, descansar y darle masaje a mi cuerpo. Pensar en mi y en mi cría, que se movía por la sensación de la temperatura seguramente.

Recuerdo que ese día puse mi mano en la parte superior de mi vientre, justo debajo de mi seno y... ese ligero contacto me hizo sonrojar un poco; cerré los ojos mientras seguía en esa pose, recostada contra una roca en el río, sentada sobre otra más pequeña en la base del río, sintiendo la corriente rozar con delicadeza cada parte de mi cuerpo con una ligereza que nada más que el viento podría lograr.

Y ahí... respire profundo y lentamente pase mi mano frotando en una línea vertical toda la amplitud de mi sección media, esto me provocó un poco de vergüenza a la vez que hizo que me excitara tanto pero tan poco.

—Tengo más piel para tocar y nadie quien me acaricie— dije mientras abría los ojos un poco y dediqué la mirada a mi cuerpo. Mis senos habían crecido casi a duplicar su tamaño. —A él le hubiese encantado que ya no soy una tabla ahora— Luego noté mi panza y puse ambas manos en ella, cerrando de nuevo los ojos para tratar de sentir lo que ocurría ahí dentro...

Recordé en ese momento de paz aquella vez, una de las últimas veces que lo intentamos —Vamos, quiero que me preñes
—No es necesario mi amor, te amaría aunque el hijo que quieres poner de por medio no pueda ser concebido

Creo que lloré en ese momento, quizás lo presione de más... quizás no lo hacía por querer un hijo, quizás sólo quería sentir su co tacto, sentir su respiración al darme un beso, sentir su dentadura en mi cuello, que sus brazos nos afectarán uno con otro; que sus besos y su lengua exploran mi pecho... sentir como me tomaba de la cadera y me bajaba al suelo. Es incómodo de admitir pero... apretar un poco mientras él tomaba la parte interna de mis muslos y con fuerza pero gentileza abría mis piernas.

Voy aumentando mi temperatura mientras recuerdo como... como se sentía mi entrada cuando aquella parte suya buscaba su camino dentro de mi mientras él se acomodada contra mi cuerpo y me daba un profundo beso en los labios...

Cuando salí del río... quería repetir ese momento... de nuestras primeras veces, cuando emocionado lo hicimos contra un árbol, teníamos tanta vitalidad ese día que recuerdo acercarme a ese árbol y ponerme en la pose de aquella vez, arqueando la espalda para darle más comodidad y ser penetrada más fácilmente... pero mi barriga se interpone esta vez, rozando casi contra la corteza y siendo ligeramente tocada por algo... baje la mirada y noté como una rama se levantaba un poco... me recordó al pene de mi antigua pareja y no pude evitar tocar... era frío y con una textura áspera... pero podía corregirlo...

Pasaron algunos días sin pensar en ello, quería evitar esa idea pero... quizás esa rama me ayudaría en algo...

Estaba nerviosa pero debía... debía ir y fingir que aquello me preñaria... me da pena y suena absurdo pero me iba a aparear con un árbol sólo por que no quince buscar una nueva pareja. Pase un día entero buscando una navaja, entre tanto entrenador y campista deberían haber dejado una tirada... y di con una llegando al anochecer. Me emocionó bastante aquello, hasta me excite un tanto.

Se que voy rápido, pero... la emoción me gana en este caso, hasta sudo un poco por como la mañana siguiente use esa navaja para retirar las asperezas de la corteza, para redondear el borde y para limpiar un poco la suciedad de aquello.

Y cuando por fin estuvo listo sólo pude pensar en probarlo. Con un poco más de esfuerzo rodé un tronco viejo a la base de aquel árbol y sujetando mi panza me subí a él, todo para quedar por sobre mi rama especial y ahí estaba ya, con el cielo naranja por el atardecer, con la espalda rozando el árbol, una mano en la base de mi vientre y la otra en la rama de al lado, sujetando y bueno... podía sentir como mi manualidades estaba en la entrada. —Es hora de hacerlo... — mi respiración estaba profunda y pesada y mi cara quemaba de lo sonrojada que me encontraba —muy bien... ¿Listo ahí dentro? —le dije a mi cría —Maní hará algo raro... espero no te asustes...—

Y así... doble las rodillas rápido, dejando que esa rama penetrara en mi... se sintió... glorioso, muy firme, un tanto profundo... excitante a más no poder. Aún con mi otra mano en el vientre, comencé a subir y bajar, dejando que fuera más y más profundo levemente... Levante la cabeza para gemir y cerré los ojos mientras disfrutaba comí todo se movía en mi interior, sin ignorar como mis tetas rebotsban en mi pecho, como la gran masa de mi Riolu se sacudia dentro de mi... aunque era ileso extra y me cansaba rápido, no podía parar ahora, estaba por llegar al momento glorioso pero... Mis pies sintieron como ese tronco rodó...

Abrí de golpe los ojos cuando la gravedad me llevo a que todo mi.instrumento de placer se introdujera en mi... grite de dolor al tiempo que la rama se rompió y yo aterrice sentada en la base del árbol... algo dentro de mi comenzó a doler y... yo me asuste, por que en mi vagina empezó a salir un líquido transparente de golpe y mi rama consoladora seguía ahí, a modo de tapón... entre suspiros me asuste hasta que me puse de pié; era de noche y no podía ver bien mi alrededor —oh no... ¿Qué hice?

Pasadas dos horas los dolores aumentaban, tenía miedo de que había ocurrido, ¿Habré lastimado a mi cría? Lloré un poco pensando en ello... Pero sentía.movimiento en mi, quizás... sólo debía sacarlo para ver que todo estuviera bien.

Como pude me acosté en el piso, sintiendo ese dolor constrictor en mis entrañas mientras con mis manos buscaba mi vagina, sacaría de ahí aquel palo y procedería a ver si de ahí saldría mi bebé.

Tarde un par de horas, pero con cuidado y terror saque de mi interior aquel riolu que me recibió con llantos, instintivamente lo alimente con el nutritivo fluido de mi seno...

Pasaron los días, las semanas... meses y años finalmente y ahora con mi hijo jugando en el lugar donde conocí a su padre sólo puedo decir: "Debo ser más responsable e nos decisiones o él podría salir herido como casi paso a otra vez"

Eso y que es buen contar todo esto a ti eru
—Me hubiera gustado estar aquí contigo, pero la prisión para pokefilicos nos separó.

Ambos rieron en ese comentario antes de verse con vergüenza, ambos estuvieron en momentos incómodos sin la supervisión del otro.

Fin...

Maternidad PokémonWhere stories live. Discover now