Maternidad Pokémon

Te espero en casa (Pt. IV)

Absol seguía tendida en el sofá, estaba cansada pero satisfecha, aunque incómoda debido a como terminaron pero desarrollarse las cosas, pues dentro de ella parecía haber una pequeña disputa territorial.

—Aún no se calman —Suspiro mientras frotaba su vientre —¿Les gustaría desayunar no es así?

Preguntó a su vientre, que aún mostraba ligeros movimientos en su interior, aunque a ese movimiento debía sumarle una sensación nueva debido a una ligera presión que se formaba por momentos en toda su área abdominal, incluso llegaba a ser visible como la piel se volvía tensa en su sección media y se mantenía c8n cierta firmeza por un momento.

—Me agrada que sean activos pero ahora se están pasando un poco con las molestias —Lanzó al aire mientras iba a la cocina y buscaba entre las gavetas y el refrigerador algo para comer, algunas rebanadas de pan, trozos de jamón, algo de queso y algunas frutas son lo que pudo encontrar —Eso debe ser suficiente para que estemos aburridos y saludables ¿No creen? —Dijo para si misma y quienes compartían su cuerpo mientras mastica los restos del pan.

Ella se quedó ahí cuando culminó su desayuno, estaba sentada a la mesa, con los restos de su comida frente a ella, el departamento era silencioso, a veces sólo se escuchaban los pasos de vecinos o cuando estos mismos movían muebles —A veces olvidó que estoy sóla —Dijo al aire —Pero eso no importa, los tengo a ustedes ahora.

Bajo la mirada a su vientre y posó su palma en esta, para ella parecía algo mágico, era una montaña pequeña de un pulcro color blanco por su pelaje, del que nada más resultaban sus pequeñas mamas, que alimentarian a la descendencia que se albergaba bajo su piel, la cual ha crecido y la acompañado por ya algún tiempo, incluso llegaba a pensar que siempre estuvo embarazada pues le era difícil recordar como era su vida sin esas pequeñas criaturas que vivían en ella.

Permaneció así algunos segundos, sólo pasando su palma de arriba hacia abajo sintiendo el ya poco movimiento que había en ella, sus bebés se calmaron mientras ella comía, ahora sólo quedaba esa presión que volvía a formarse en su piel, bajo su pata sentía como se contraian los músculos de su abdomen, se tensaron un momento generando un poco de dolor y haciendo que apretara sus párpado y cerrará su mandíbula mientras se disipaba ese malestar.

—¿Qué está pasando ahí dentro? —Se preguntó mientras se preparaba para salir de la cocina, pensaba en dormir una siesta esperando que al despertar esos malestares no estuvieran más.

Así que ahora la vemos bajar torpemente de la silla pero cuidando de no agitar de más a los habitantes de su útero, pues aunque les tuviera un amor incondicional de madre, ahora mismo no necesitaba sentir otros malestares, la sola presión que sentía en su parte media ya le hacía difícil el trayecto, eso y cierto incomodidad que llevaba sintiendo desde hace algunas noches.

—Estoy muy sensible —Dijo para si misma mientras se detenía, sentía un cosquilleo en su pequeño túnel privado, persistente y que parecía sincronizado con su dolor abdominal, y no se reducía únicamente a su exterior, pues la entrada a ese túnel también presentaba algunas anormalidades para ella; los labios de su vulva se habían inflamado ligeramente desde la mitad del embarazo y ahora, llegando al final del mismo se encontraban con ciertas palpitaciones, y en el interior experimentaba un ligero dolor producto de la constante tensión de su músculos vaginales.

Pero eso no detuvo su andar, pues salió de la cocina y miró por un segundo la sala de estar, recostarse en el sillón y ver alguna película Lucía tentador, pero luego volteó a su único pasillo, ese que separaba la habitación del baño. El constante movimiento cerca de su estómago le provocaba ciertas náuseas, no se decidía del todo de a donde ir, no quería ensuciar la sala o la habitación, pero la tina tampoco parecía cómoda para una hembra gestante.