La perrita del bosque, Parte 2

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Ella intento besarme, yo quería hacerlo pero muy dentro de mi... algo me decía que las cosas no tenían sentido; nos conocemos desde hace mucho, pero en cuestión de minutos lanzo esa propuesta que me deja sin mas idea que solo tomarla de hombros y empujarla ligeramente.

-¿Por que quieres algo así?

-¿Por que no? -Lanza una sonrisa y su mirada sumada a ese leve rojo en sus mejillas daba una vista de lo encantada y emocionada que ella estaba, incluso movía su cola rápidamente de lado a lado -Cuando dos lucario se aman ellos, digo "Nosotros" nos apareamos para traspasar parte de nuestra aura a un nuevo ser formado por el sentimiento de unión y eterna lealtad que uno siente por el otro. 

-Pero para los humanos no funciona de tal forma.

-Pero... ¿Por que no podemos mezclar ambos rituales entonces?

-Yo bueno... ¿Que propones hacer entonces? -Ella se dio la vuelta, movió las caderas de forma tenue y luego se arrodillo, luego puso sus manos detrás de su nuca y con los dedos entrelazados alzo ambas manos, estiradas para luego inclinarse hacia delante, levantando sus flancos un poco. Ya con las manos en el piso se alzo un poco, quedando a cuatro patas. 

-No estoy seguro si esto fuera buena idea, digo... sabes lo que puede pasar ¿verdad?

-Yo estoy completamente consciente de lo que podría pasar y aun así creo que es buena idea, ¿A que le tienes miedo? 

Ambos nos entregamos de cierta forma ese día, una actividad un tanto rara, yo estaba a cuatro patas y el, lleno de preocupación sólo se depositó detrás de mi, sujetando mis caderas con nerviosismo mientras intentaba penetrarme, naturalmente acudió a su mano en búsqueda de esa ayuda para "Ingresar" en mi. Al principio fue raro para ambos, el sentir como él se deslizaba dentro de mi, ese lugar era nuevo, incómodo pues nada ni nadie había estado así conmigo.

Pero debo admitir... que cada vez que recuerdo ese día, siento un profundo deseo de ser preñada de nuevo, siento... que me gustó ser la perra de ese muchacho. Sentir ese calor de nuevo nos llevo a Eru y a mi a repetirlo constantemente, él no se terminaba de acostumbrar a mi interior y yo, ya estaba acostumbrada a sentir ese movimiento, a sentir como presionan contra mis partes más delicadas en un intento de llegar más profundo... Es inexplicable, pero comprensible lo que hacíamos, queríamos criar y eso tratábamos... tratábamos aunque los resultados no se vieran...

Pero no importaba, de nuevo lo repito: me encantaba ponerme en aquella canina pose para que el se deslizara dentro y fuera de mi, a su ritmo, con su fuerza... y me encantaba cerrar los.ojos para concentrarme en ese momento, cuando con todas las energías restantes, me sujetaba y chocaba contra mi su cadera, intentando una última vez de llegar a mi útero... y fertilizar algún huevo.

Pero vamos que me desvió... iré a lo trágico de todo pues él... dejó de llegar, debí verlo venir, ya que llegó el momento donde se emocionó con la idea de tener un huevo, y de tantos fallos... se alejó de mi, en el momento en que mi vientre empezó a darnos la respuesta, de que en realidad si habíamos logrado procrear. Estaba preñada pero él no se enterara... a menos que lo busque para mostrarle como mi cuerpo nos ofrece el huevo por el que nos habíamos aparejado tanto... 

Aún así, no siento que buscarlo sea lo más adecuado, siento que si se decepcionó de no llegar a nada conmigo, entonces no merece el privilegio de ser mi pareja, no tuvo y seguramente no tiene sentido de la lealtad... pero aún así extraño esas caricias, la forma en la que sujetaba mis caderas, como solía aferrarse a mis glúteos y esa manera en la que masajeaba y besaba mis senos... cada centímetro de mi cuerpo deseaba buscarlo, incluso los más internos y profundos, era un ruego de mis hormonas por recibir esos toques y sentir esas emociones que sólo él me daba.

Pasaron tres meses, quizás más; él no volvió en ese tiempo, pero algo más apareció, otros de mi especie viéndome curiosos. Pensé varias veces en complacer mis deseos y entregar mi cuerpo a ellos pero... algo dentro de mi lo impedía. Mi cuerpo cambio y se volvió más redondo, mi panza se levantaba levemente y eso se notaba a simple vista. Pero otros cambios como caderas más anchas y el crecimiento de mis senos ponían duda en mi, ¿Qué le pasaba a mi cuerpo y cuando pondría mi huevo?
Claro, que ahora se que eso no paso como esperaba.

Pasados un mes o dos más y yo seguía engordando, pero ahora entendí todo. Mi huevo no llegó por que se quedó atorado. O eso entendí de esa pareja de humanos que llegó hace poco, la mujer con una figura semejante a la mía pedía a su esposo sentir los movimientos de su cría... eso explicaba lo que sentía dentro de mi...

Y me deprimia aquello; estaba en pleno estado sin pareja, con grandes deseos sexuales y ni una forma de complacer eso, pues mis dedos... No eran capaces de causar ese sentimiento de intimidad que lograba al ser penetrado por Eru, el humano con el que tantas veces me apareé.

Llegando al final de mi estado, no pido evitarlo más, ese deseo se volvió necesidad y de vez en cuando mordia mis labios o trataba de estimularme debido a los movimientos dentro de mi, no podía evitarlo pero esas pataletas me recordaban las veces que me encontraba con manos y rodillas en el suelo, siendo penetrado y ligeramente golpeada... tenía que disfrutar aquello otra vez, sin importar que mi figura no pudiera ser tan llamativa para los machos cercanos...

Continúa...

Bueno bueno, esto lo iba a publicar hace mucho, pero me surgieron problemas en la Uni. Por ende dejé en pausa este proyecto, pero tranquilos, que en lo que andaba de lado a lado ya pensé entre clases nuevos capítulos y practique de otras formas las narraciones sexuales, esperen y el otro capítulo, el final de este se deleiten con lo que planeado.

Maternidad PokémonWhere stories live. Discover now