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Jungkook estaba ahí, hermoso como siempre.

Taehyung sabía muy bien eso, su Jungkook era tan hermoso y tenía algo que le hacía tan distinto a su hermano gemelo.

¿Debería decirle? Decirle que tiene un hermano gemelo y que su padre es un doncel, decirle las atrocidades que hizo su madre.

- Tae. - Jungkook sonrió al verlo, pero se mantuvo alejado. Había aprendido a no dar ni un solo paso si Taehyung no lo permitía.

- Jungkook. - Taehyung caminaba lentamente, sus siervos lo seguían muy atentos.

- Me dijeron que querías verme y vine lo más rápido que pude. - Taehyung asintió y a un ritmo delicado avanzó hasta estar a milímetros de Jungkook.

- ¿Por qué? - Preguntó Taehyung.

- ¿Sucede algo? - Jungkook no había entendido, era tan sólo un niño perdido en un laberinto.

- Tan sólo hubieras cumplido tu palabra, yo estaría en tus brazos disfrutando de tu calor en alguna cama, los dos juntos y felices, luchando por ser los mejores padres. - Jungkook mordió su labio inferior y bajo la cabeza. - Pero no te hecho la culpa, porque se bien quien tiene la culpa de todo, no eres tú, es otro y de él algún día me voy a encargar yo. -

- Fui vetado de la casa de mis padres, no tengo posada ahí. - Taehyung tan solo suspiro y observó a su alrededor, la luna brillaba tan hermosa que iluminaba el hermoso lago que tenían delante. - Pero prometo traerte a aquella bestia a tus pies.- Taehyung sonrió al oír aquello.

Acortó el pequeño tramo que los separa y lo beso, el primer beso de tanto tiempo.

Jungkook se sorprendió por el acto, jamás espero algo así, eso era algo que ni siquiera considero.

Se separaron de aquel cálido beso y sus miradas se conectaron, mostrando una gran galaxia el uno al otro.

- Traemelo Jungkook, trae a ese hombre a mis pies y déjame matarlo con mis propias manos. - Jungkook asintió encantado. - Déjame manipularte a mi antojo, se mio Jungkook y deja tu destino en mis manos. - Taehyung paso sus brazos por el cuello de Jungkook mientras con una mano acariciaba la nuca de este. - Deja que yo decida cuando morirás, deja que sea yo quien decida tu futuro mi Jungkook. -

Pará los demás quellas palabras pudieron haber sonado tan psicopatas, tan egoístas y descabelladas.

Pero para Jungkook fue como oír a hadas bailando, a él le fascinó aquella idea.

- Haz de mi lo que tu quieras. - Jungkook con miedo abrazo a Taehyung por las caderas, todo estaba saliendo bien.

- Eso me encanta Jungkook, pase lo que pase, quedate a mi lado, porque si no lo haces, esta vez voy a matarte. - Jungkook asintió y Taehyung sonrió por la gran victoria que había logrado.

La mirada de Taehyung estaba fija en un punto.

Aquellos hermosos ojos azules que lo observaban con desdén, aquellos ojos que resultarían siendo su más cruel enemigo.

- Te amo Taehyung. - Jungkook beso el cuello de Taehyung y este tan solo sonrió y volvió a besar los labios de Jungkook.

Un beso que iba al compás del cantar de las luciérnagas, aquel beso que despertaban emociones de felicidad en Jungkook, pero en Taehyung despertó el de la lucha y el triunfo.

Mina sonriendo dirigió su mirada a los siervos que estaban con ellos.

- Quién diga algo de lo que está pasando ahora serán decapitados y sus cabezas estarán colgando a las puertas de palacio, como símbolo de tradición. - Lo siervos asintieron, temían por su vida.

Los roles en Palacio estaban a nada de cambiar.

Ya se oía, se oía aquel cantar de victoria de aquel hermoso doncel que crearía un antes y después en la historia de toda su nación.












[...]














Aquellos carruajes llegaban uno a uno a palacio, todos con guardias a su alrededor.

La madre reina y las demás concubinas del rey habían llegado.

- ¿Por qué los guardias reales están entrenando a ese niño?. - El siervo de la reina observó al niño quien emocionado agitaba la espada de madera.

- Es hijo del rey doncel y son órdenes directas de él, que él niño entrene.- La reina frunció el seño molesta.

- Ese niño no lleva sangre real, no es digno de nada. - La reina camino enfadada por los pacillos de aquel palacio hasta el gran salón real.

Las demás concubinas la seguían, eran fieles seguidoras de aquella mujer.

- Hijo.- La reina tuvo que controlar su tono al ver al rey, de todas formas era el rey.

- Madre mía, que hermoso es verte, espero y hayan despedido a la antigua reina de la mejor manera. -

- Si lo hicimos, con todos los honores, sin embargo me pareció bastante chocante ver al hijo de tu pareja entrenando con guardias reales. - El rey frunció el ceño al oír aquello.

- Yo no sabía nada de eso madre. -

- Fue aquel doncel quien lo ordenó, se está tomando muchos derechos que no le corresponde, debes ponerlo en su lugar. -

- Traigan al rey doncel. - Los guardias estaban a nada de ir a cumplir su orden.

Pero el abrir de las puertas paralizó a todos.

El gran rey doncel entraba por aquellas puertas vistiendo las mejores prendas, las más elegantes, las más suaves y costosas, prendas que se pegaban a su cuerpo y mostraban sus curvas de la mejor manera.

- Creo haber oído mi nombre alteza. - Taehyung hizo un reverencia a la gran madre reina. - Madre, es bueno verla. -

La mujer desvío la mirada molesta.

- Mi hermoso doncel, me informaron que tu adorado hijo esta en entrenamiento ahora mismo con mis guardias reales. -

- Así es alteza, él está entrenando ahora mismo debido a cómo soy yo parte de este reino, vi necesario que mi hijo aprenda desde ahora. - El rey no podía negar que se sentía molesto, pero al ver la hermosura de su doncel, todo enojo parecía disiparse.

- Eso no está permitido, sólo los que tienen sangre real pueden entrenar de esa forma. - La madre reina mataba con su mirada a Taehyung.

- Madre le pido que mida sus palabras. - La mujer abrió los ojos sorprendida y molesta. - Está hablando de mi hijo y me molesta que su tono al hablar de él sea tan desagradable. -

- Basta, salgan todos que me duele la cabeza. - El rey frustrado se acomodo en su gran silla, tan solo deseaba una gran copa de vino.

Taehyung salió por delante de la reina, no tenía ganas de hablar con ella.

Muy aparte que tal acto era tan descortés que molesto más a la reina y Taehyung sabía muy bien eso.

- No creas que tu estadía aquí es segura, tus días en este palacio están contados. - Taehyung suspiro y girando sobre sus talones observó molesto a la reina.

- Madre, voy a darle un consejo. - Taehyung se acercó lentamente hasta la mujer. - No crea que será eterna, ni crea que los secretos que tiene bajo la cama jamás serán descubiertos, porque al final del día todo sale a la luz y quizá uno de ellos cause toda su derrota, que incluso el mismo rey tendrá que irse. - La mujer tan solo guardaba silencio. - Deje a mi hijo en paz y mire para otro lado, no se cruce en mi camino que no dudaré quitarla de esta sin importar como. - Taehyung se fue de ahí sin mirar atrás, tenía bastantes planes para ese día que no estaba para perderlo con la gran reina madre.

Alma mía- [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora