Capítulo 43

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Cuando veo la moto de Adam al final de esa calle estrecha del Casco Viejo, me da la sensación del jugador de videojuegos que gana el clásico bono de salvamento que impide que se acabe el juego.

Dejé a Jenna frente a la estación de policía con la promesa de ir directamente a la escuela. No intercambiamos una palabra, un comentario sobre todo lo que se dijo en la oficina de Sarl. Creo que en este momento es muy difícil para ella encontrar las palabras adecuadas. Y debo confesar que para mí también.

- ¡Alma! Estaba preocupado. - Adam se quita el casco y me saluda con una gran sonrisa.

- Acaba de suceder. Estoy exhausta - digo. - ¿No deberías estar en la escuela?

- Fui a la escuela, pero encontré a Cleo que me contó todo. Inmediatamente corrí aquí.

Lo miro. Un velo de cansancio y tensión hace madurar su bello rostro de delicadas facciones.

- Debería haberte preguntado cómo estás... ¿Estás bien?

- Bueno, estoy tratando de encontrar la lógica en todo lo que he descubierto. Pero me parece absurdo y muy cruel - responde.

- Entiendo. Es tu madre, pero en el fondo, en el fondo, no lo es.

- La persona que encontré en el sótano no tiene nada que ver con mi madre, te lo aseguro. Era una persona sencilla, cariñosa y de buen corazón. Casandra es mala.

- Todos los Nonatos parecen malvados. Debes tener en cuenta el camino que ha tomado el alma desde que Leviatán la secuestró. La frialdad emocional es una consecuencia directa de esto.

- No sirve de nada decir nada, porque mi madre, la verdadera, ya no existe.

- Si alguna vez quieres hablar de eso, debes saber que puedes contar conmigo.

- Gracias Alma.

Intercambiamos un abrazo. Sin malicia, es solo una necesidad natural del cariño que encontramos en los brazos del otro.

- Y ahora, trata de decirme lo que pasó.

- ¿Vamos a dar un pequeño paseo?

Adam está de acuerdo.

Caminamos por las calles estrechas y torcidas de Barrio Viejo que, a esa hora del día, no están muy concurridas, excepto las que conducen a la plaza del pequeño mercado local. Este lado del río realmente parece otra ciudad. Y es, fatalmente, el lugar donde ocurrieron los episodios más notables de mi vida. Comienzo a contar toda la historia, tratando de no saltarme detalles importantes. Hablo sobre las sospechas de Sarl, mi confesión, el cuaderno morado que le dejé y la forma en que hábilmente involucré a Rio y su grupo en el allanamiento de la casa del escultor.

- ¿Así que la policía va a ir a su guarida?

- Exactamente.

-Y encontrará el libro.

- Eso mismo. ¿No es genial?

- Si. tengo que felicitarte En un solo movimiento, disipó las sospechas de nosotros y puso a la policía en los pasos de Río.

- Tuve la idea en ese momento. Fui acorralada y obligada a inventar una versión aceptable de los hechos. Sarl no estaba muy convencido al principio, pero luego, más aún después de leer el cuaderno, cambió de forma.

- ¿No tienes miedo de las represalias de Río?

- Sí, pero confío en dos cosas: la primera es que la policía lo podrá detener. La segunda es que en el momento en que deje a mi familia, Rio ya no tendrá ningún motivo para amenazarlos.

Luz (Luce) Trilogia My LandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora