Capítulo 5.

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Destino o casualidad.

"No sabremos con certeza si las personas que conocemos harán una diferencia buena o mala en nuestra vida, pero puedo afirmar que todas las personas llegan a nuestra vida con un objetivo, ya sea para enseñarnos algo o nosotros a ellos" —Almas rotas.

Brooke

Me encuentro en la casa de Josh, ya que me pidió que lo ayudara con algunas cosas y claro que no pude negarme.

—¿Qué pasó? ¿Cómo termino la dichosa cena?

—Solo te diré que los diez euros son míos. —Estiré mi mano y él por su parte sacó de un cajón el dinero.

—No te los daré hasta que me cuentes que pasó. —Levanta el billete y lo agita.

—Bueno, empezó relativamente normal, pero luego todo se fue al carajo.

—Era de suponerse.

—Fue muy grosero y sus palabras resultaron sumamente hirientes, así que empecé a decirle algunas cosas, obviamente el tema que ya sabes se mencionó y pues al parecer lo afectó de sobremanera. Al final luego de gritarme se fue a su estudio y no sé nada de él desde eso.

—Debí apostar que así sería. Era algo muy predecible, pero pensé que Robert por una vez sería diferente. Él no cambia.

Me quedo observando el montón de hojas con muchos apuntes y fórmulas que hay que organizar.

—Te parece si terminamos esto y vamos por un café para animarnos, me siento algo deprimida y el clima no ayuda a sentirme mejor, y aunque adore la lluvia y el frío hoy me deprime.

—Si te sientes mal y salir por un café te reconforta, esto puede esperar. —Me da un beso en la mejilla —. Dejemos todo y vamos.

—Pero no pienso caminar, así que lleva las llaves de tu auto.

—Lo que tú digas. —Él agarra un abrigo negro de su armario y combina perfectamente con su pantalón y camisa —, y tú ponte el tuyo para irnos.

Vamos rumbo a la cafetería y las gotas de lluvia resbalan por la ventana, creo que todos tenemos un día en el que nos sentimos mal sin razón alguna y solo necesitamos estar acompañados de alguien que entienda nuestros silencios y no nos juzgue; pues hoy es un día de esos en el que me siento de aquella manera.

Encontramos un lugar donde estacionar, y entramos por las grandes puertas de cristal de la cafetería, tengo que admitir que adoro este lugar. Al entrar no veo a Matt y es algo extraño, acostumbra a estar aquí todos fines de semana.

Pedimos nuestra orden y nos sentamos en una de las mesas que tiene vista directa a la entrada del lugar.

—¿Te sientes mejor? —Sus ojos se posan en mí con intriga.

—No del todo, pero funciona venir a este lugar.

El celular del chico vibra y se ve obligado a contestar, —Si no fuera importante no contestaría, dame un momento —pide. Asiento.

Él se aleja para atender la llamada y yo me quedo en la mesa.

Han pasado algunos minutos y Josh no ha vuelto, pero no le presto importancia, pueden ser sus padres u otro asunto externo.

Observo a las personas que entran y salen del establecimiento mientras espero que Joshua vuelva. Entre ellas puedo ver a Matt y saluda a lo que supongo algunos conocidos suyos. Es normal que pase sus fines de semana controlando que todo vaya bien en el lugar, después de todo su padre le da el control casi en su totalidad a menos que se trate de asuntos de gran magnitud.

Almas Rotas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora