Capítulo 19.

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Nick

Cada parte de ella y lo que representa son la dupla perfecta que trae tranquilidad a mis días. No comprendo cómo alguien tan optimista y con tanto bueno para mostrar a la vida puede ocultar tantos problemas en su pequeño mundo, nunca terminas de imaginarte lo que sucede puertas adentro de la vida de alguien hasta que decide contarlo.

Por mi mente han pasado unas cuantas veces la idea de qué sucederá cuando ella se vaya, ¿Será el fin de todo lo bueno en mi vida? Brooke llegó de improviso a mi vida, colmando cada rincón oscuro de buena vibra, destruyendo tantas convicciones que tenía y reemplazándolas por cosas e ideas sobre el amor de las cuales nunca creí tener la postura que tengo ahora frente a estas.

He idealizado a Brooke eterna, en este mundo tan efímero.

Vamos abriéndonos paso por un pequeño mercado en donde hay exhibidas variedades de flores. Brooke se emociona al observar tantos colores y tantos tipos de flores en un mismo lugar.

—Mira estas, están hermosas. —Me jala del brazo para acercarme más a estas.

—No son tan hermosas si las comparo contigo, cariño. —Ante mi comentario sus mejillas se tornan rojizas al instante.

Aquella noche se quedó junto a mí y desde entonces hemos salido casi diario, disfrutando de las vacaciones de verano y conociendo muchos lugares fuera de la ciudad que le han encantado. Ha estado pendiente de mí igual que yo de ella. Y no sabe cuánto agradezco que esté en mi vida, no me alcanzan las palabras para describirlo.

—¿Podemos comprarlas? —Hace un puchero y mueve sus pestañas.

—No hace falta que lo preguntes, claro que sí elige todas las que gustes no te cohíbas. —Dejo un casto beso en sus dulces labios.

Al cabo de unos cuantos minutos, Brooke termina de comprar las que más le gustaron y al desviar mi mirada a ella tiene muchas, muchas y cuando digo muchas me refiero a bastantes flores, a tal magnitud que no puede cargar la totalidad de ellas por su cuenta.

La emoción surca su mirada y eso basta. Pago cien euros solo en flores para que este feliz, aunque por ella estoy dispuesto a pagar mucho más.

Caminamos algunas calles aprovechando que son días de verano y decidimos comprar unas malteadas en un establecimiento cruzando la avenida.

Minutos después estamos disfrutando nuestras malteadas bajo la sombra de un árbol.

—¿Puedo probar la tuya? —pregunta con cautela.

—Es solo chocolate, nada del otro mundo —respondo simplista.

—Eres un envidioso, no me conformo con la que elegí.

Allí va ella cruzándose de brazos.

—Pero si estuviste diez minutos pensando, aunque no me importo en lo absoluto, fue el tiempo más bonito viendo como ponías miles de caras mientras elegías.

Salir con ella es un constante «Esperemos un poco más» cuando se trata de tomar decisiones y a veces le apena hacerme esperar, pero no es algo que me moleste en lo absoluto. Lo importante es que Brooke se sienta tranquila con las decisiones que toma.

—Si ubicas soy muy indecisa, aún trabajo en eso. Además límpiate que tienes chocolate en la comisura de tus labios. —La hermosa chica frente a mi está dispuesta a limpiarme pero no la dejo.

 —Si quieres probar la malteada dame un beso justo aquí – señalo el lugar donde tengo el chocolate.

La agarro de la cintura y cae conmigo al césped.

Almas Rotas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora