Capítulo 34.

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Brooke

El viento golpea con fuerza y revuelve mi rebelde cabello, el cual me fue imposible arreglar esta mañana y al perder la batalla contra el mismo, decidí dejarlo suelto y que fuera lo que quisiera. Creo que hoy se le dio por cobrar vida propia y estuve todo el día con el cabello espantado.

Camino por el campus después de salir de la última clase del día, en la cual presenté el trabajo que cerraba el ciclo de tareas pendientes. De esta manera estaba al corriente con todas las asignaturas, después de muchos desvelos con Thomas lo logramos. El trabajo era una presentación y contaba con dos componentes para definir la calificación. 50% teoría y 50% práctico. Después de exponer el tema asignado tenía que poner en práctica todo lo mencionado junto con ejemplos y demás.

Thomas me ayudó ayer con todo lo relacionado a la teoría, por eso nos encontrábamos en la biblioteca. Él ya lo había presentado y sabía qué era lo que el profesor buscaba en cada trabajo.

Envío un mensaje a Josh para avisarle lo bien que me fue. Él también tenía cosas que presentar.

Para; Tu vecino favorito.

"Adivina qué, por fin terminé con la tortura de cosas atrasadas. ¡Soy libre!"

Su respuesta es instantánea.

Tu vecino favorito.

"Eso es excelente, nunca dudé de tus capacidades. Esto merece una celebración con cupcakes de vainilla. Nos vemos en dos horas, aún estoy atascado en la clase de estadística."

Sigo mi rumbo directo a la biblioteca, supongo allí debe estar Thomas, o por lo menos eso me dijo hace unas horas. El clima es fresco pero la ventisca golpea con fuerza, por lo que decido sacar mi suéter beige y colocármelo.

Al entrar al lugar lo diviso en una de las mesas mientras al parecer compara la sinopsis de dos libros, supongo yo, debatiéndose sobre cual es más interesante. Entro rápidamente al recinto y me escabullo por las estanterías para posicionarme detrás de él.

—¡Lo hicimos! —Coloco mis manos sobre sus hombros y Thomas se sobresalta, volteando a ver en mi dirección.

—Casi me matas del susto. —Dirige su mano al pecho —. ¿Logramos qué? —interroga confundido con sus orbes verdes en mi dirección.

—No es para tanto, tu corazón aguanta estos sustos, no eres un anciano. —Tomo asiento a su lado.

—Entonces, ¿qué logramos? —retoma su interrogante.

—Terminamos con todo lo que tenía pendiente, me fue de maravilla en la presentación con el maestro. Hicimos un excelente trabajo con la exposición —digo entusiasmada.

—Tú hiciste un excelente trabajo, yo solo te ayudé con algo de información, eso es mérito tuyo. Estoy orgulloso —recalca las últimas dos palabras.

—Igual me ayudaste con las demás cosas y no tengo como agradecerte todo lo que has hecho para no perder este semestre. Sacrificaste parte de tus horas de lectura para sentarte a explicarme gran parte de las temáticas.

—Debo tenerte mucho aprecio para tener que sacrificar mis pocas horas para leer, pero ver felicidad en tu rostro es recompensa suficiente. Solo espero que no me abandones luego de haber terminado con tus pendientes escolares —manifiesta.

—No lo haré, ¿en qué concepto me tienes? —Doy una sonrisa dudosa.

—En un buen concepto, pero solo era una advertencia. Cambiando de tema... —alarga sus palabras —, tenemos un tema pendiente.

Ohm, sí. Ayer prometí que hoy traería una reseña sin spoiler del libro que me trajo, era bastante corto, pero a duras penas pude leer poco menos de la mitad porque el sueño me venció.

Almas Rotas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora