Capítulo 18 | parte 2.

2.2K 168 59
                                    

Brooke

—Por esta noche, cuéntame tus cosas, háblame de tus secretos. Quiero ver lo que guardas dentro —planteo.

—Por esta noche, desnudaremos nuestros miedos y diremos "esto es lo que soy" —asegura.

—Acepto.

Nick empieza, tendremos una larga charla sobre nosotros mismos. Sé que le cuesta confiar, pero es innegable que por primera vez está siendo transparente, nos tomó muchos meses pero aquí estamos.

Su vista se dirige a la nada.

—A veces siento que la vida sigue, pero estoy en un mismo lugar. Es como si estuviera en pausa, algunas cosas no me dejan avanzar y temo no poder hacerlo, quiero olvidar tantas cosas para avanzar, pero sé que esos eventos me llevaron a ser quien soy.

—Creo que todos tenemos nuestros demonios interiores, de nosotros depende seguir nuestra vida o hundirnos en ellos, recuérdalo.

Saca un cigarrillo de su bolsillo junto con un encendedor y lo coloca en sus labios, le da una gran calada y luego expulsa lentamente el humo.

Ahora mi teoría se está confirmando frente a mis propios ojos, con razón el leve olor a nicotina en su ropa.

—¿Por qué lo haces? Todo tiene su razón de ser, no creo que sea un hobbie, de ser así sería uno poco saludable. —Señalo el cigarro.

Una risa sale de sus labios.

—No, de hecho no es un hobbie. Lo utilizo solo en ocasiones en las que me siento estresado, desde hace unos cuantos meses es rara la vez que fumo. Probablemente podría decir que se convirtió en un reemplazo a otra sustancia.

—¿Cuál? —mi curiosidad me mata y termino siendo imprudente.

—Cocaína. La manera en la que la conocí déjame decirte que no fue nada agradable, resultó traumático. Pero después de tantas cosas que pasaron hace algún tiempo empecé a consumirla para dispersar ciertos recuerdos que me atormentaban y situaciones que revivía. Era como el escape para olvidar todo lo sucedido. Únicamente la usaba para ahuyentar todo eso que causaba una culpabilidad en mí, pero con el paso de los meses era consiente que mi organismo pedía cada vez un poco más y sabía que el siguiente paso era volverme adicto, para ese entonces el consumo era ocasional, así que decidí pedir ayuda y parar con eso. No estaba dispuesto a caer en esa adicción.

Su voz sale tan automática pero herida, lastimada. Como si lo que contara removiera cosas que no quería desempolvar, pero aquí estaba luchando contra sus tormentos y liberando esa parte de él que posiblemente no había dejado ver a nadie más.

Tomo su mano delicadamente y él encuentra la fuerza necesaria para proseguir.

—Fue un proceso duro, difícil y me costó mucho. Aunque no era adicto en realidad había factores que hacían las cosas más complicadas de lo que ya eran. Los síntomas en el proceso no los catalogaría tan desastrosos como en otras personas, pero los dolores de cabeza y la irritabilidad constante eran cosas con las que tenía que lidiar en menor medida, esos instantes en los que no quieres hacer nada y solo te deprimes, las energías estaban bajas y fue todo un reto. Pese a todos los malos ratos que he experimentado o las semanas en donde no puedo controlar el inminente sentimiento de tristeza, no he vuelto a consumir un solo gramos de eso.

—Estoy orgullosa de ti, tuviste tanta fuerza de voluntad para decir "No quiero esto" fuiste valiente al pedir ayuda y decidir llevar todo eso por tu cuenta. Muchos se hunden en las drogas. Tú decidiste dar un giro de 180 grados que mejoró a largo plazo tantas cosas en tu vida.

En realidad estoy feliz por él y la decisión que tomó en dicho momento. Las drogas son un mar con olas turbulentas que pueden arrastrarte hasta el fondo y dejarte en la oscuridad para siempre. Pero no es imposible liberarse de ellas, es totalmente posible salir a flote y recuperarte. Aunque se catalogue como un reto y pase por tu mente rendirte hay que tener esto presente: Nunca es tarde para recuperarse. Y esto aplica para diversas situaciones que estés enfrentando.

Almas Rotas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora