Capítulo 36.

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Nick

Ha pasado un par de días desde la confesión de Josh hacía Brooke, eso le ha bajado los ánimos notablemente. No hemos hablado sobre ello, dudo que quiera recordar el momento exacto en el que su mejor amigo le confesó que estuvo poco más de un mes ocultando algo que era sumamente importante y significativo para ella.

No tiene que decirme que se siente mal al respecto porque es bastante obvio que no la está pasando nada bien con el asunto. Sin embargo, puedo notar su tranquilidad al saber que, aunque las cosas con Josh van regular, tiene la certeza plena de que yo no rompí ninguna promesa y eso hace que haya logrado acomodar algunos pensamientos y no esté a la defensiva.

He visto que ante el asunto se encuentra mucho más relajada y pienso abordarlo, saber cómo se está tomando lo sucedido. Es bueno que exteriorice todas esas emociones y no deje que se conviertan en algo negativo dentro de ella, aunque según he deducido, filtra todos esos sentimientos por medio de la escritura. Ayer la vi bastante concentrada escribiendo sobre algo que me dijo que le estaba afectando y tenía que sacarlo, no hay que ser un genio para saber de qué se trataba.

Estoy muy orgulloso de que haya encontrado una manera de sacar esas cosas que le afectan, ha progresado tanto consigo misma, que es admirable ver personalmente cada pequeño detalle que, aunque cree que es poco, ha mejorado su vida significativamente.

Por otro lado, Amber ha intentado hablar con Josh. Pedirle que reflexione sobre lo que hizo y la manera en que afectó a Brooke por no medir las consecuencias y tomar una decisión tan impulsiva. Él se niega a aceptar que sí cometió un error, pero recapacitará, no dejará ir a la basura tantos años de amistad. Y cuando pida perdón sé que lo hará sinceramente.

De cierta manera estamos buscando que ambos vuelvan a retomar todo. Me encanta ver a la pequeña castaña plenamente feliz sabiendo que todo en su vida va como ella lo planea y por el momento no es así. Por eso quiero que arregle las cosas con su amigo para verla plena y sin que nada perturbe su felicidad, alguien con una sonrisa tan hermosa no debería ocultarla.

Luego de un largo camino para llegar a casa de Brooke, bajo del auto y toco el timbre unas cuantas veces. Nadie sale, hasta que después de casi cinco minutos veo que la entrada principal está levemente abierta. No quiero irrumpir, pero es extraño que nadie atienda y casualmente la puerta no esté cerrada.

Me paseo por la planta baja y no hay nadie, esto se está tornando demasiado raro. Subo las escaleras mientras pienso qué pudo haber pasado con ella. Camino por el pasillo hasta doblar en una esquina y ver una puerta abierta de par en par. Allí está ella de espaldas viendo por la ventana y no se ha percatado siquiera que he entrado.

Por Dios, pudo haber entrado un ladrón o un secuestrador y ni se hubiera inmutado.

Gira hasta que su mirada se encuentra con la mía y se sorprende al verme de pie al lado de la puerta, pero fuera de la habitación.

Claro, debe ser poco normal que alguien entre a tu casa cautelosamente y esté detrás de ti.

—¿Qué haces aquí? —cuestiona —. Bueno, aquí adentro. ¿Cómo entraste? —Sus grandes ojos me observan curiosa.

—Pues, verás. Pasaba por aquí viendo qué personas despistadas tenían su entrada principal entreabierta, para escabullirme y darles un susto. —Ella se percata de la razón por la cual lo digo.

—Deberías hacer algo mejor con tu tiempo libre, chico. —Ríe.

—Y tú deberías cerrar la puerta. ¿Qué tal si entra un secuestrador?

—Si el secuestrador se llama Nick Allen, probablemente dejaría la puerta abierta de par en par. —Ella me hace un ademán para que entré a la habitación.

Almas Rotas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora