Capítulo 25.

2.1K 136 74
                                    

Brooke

Luego de salir de casa de Nick, Alice me marcó para decirme que por mi bien sería mejor que no apareciera por la casa, por lo que alcanzó a comentarme mi padre había tenido una de sus recaídas y lo más viable para estas ocasiones era que no me viera, normalmente todo termina en golpes y cosas rotas. Lo único que ella quiere es protegerme de lo que pueda llegar a hacerme por el rencor que me guarda, espero algún día saber las razones exactas y no solo vivir de suposiciones que mi mente crea.

Decidí escuchar las explicaciones que Nick tenía para darme, quedamos en un trato y él lo cumpliría. Todos tenemos nuestros momentos difíciles y merecemos esa oportunidad para demostrar que podemos ser una mejor versión de nosotros mismos, soy partidaria de ver lo mejor de todos y dejar que eso salga a la luz, por ello decidí darle una oportunidad. Normalmente no podemos tirar la toalla a la primera cosa que sale mal.

Llegamos de nuevo a su casa, pero resultaba inevitable no sentirme mal por lo que había sucedido. Hubiera sido intencional o no, creo que no debió haberlo hecho. Intento restarle importancia, no para minimizar lo ocurrido —porque las cosas tienen que manejarse como lo que son— y no normalizaré su comportamiento. Sino porque debería enfocarme en otras cosas y que eso ocupe mi mente no deja que piense en otros factores personales.

Nick me conduce a la segunda planta de la casa y entramos en una de las muchas habitaciones que se encuentran allí, es un cuarto de tamaño promedio, con paredes de color gris y algunos cuadros adornando el lugar, estos parecen haber sido hechos por la misma persona que pintó los del pasillo. Al entrar percibí un agradable aroma que lograba que el entorno se sintiera más acogedor.

—Ponte cómoda, iré por algo para que te cambies.

—No es necesario —refuté.

—Dudo fuertemente que quieras quedarte así, solo mírate estás mojada de pies a cabeza y esto no lo pienso discutir.

Sale de la habitación cerrando la puerta detrás de sí mismo.

Mientras Nick vuelve vislumbro por la ventana que tiene vista a la calle y llueve a cantaros allá afuera. El viento azota con todo a su paso, sin duda será una noche ideal para dormir a gusto siempre y cuando no me muera de frio.

—¿Puedo pasar? —interroga antes de abrir la puerta.

—Adelante.

Él deja con cuidado algunas prendas encima de la cama, un pantalón de pijama y un jersey color Beige.

—Es mejor que te cambies rápido para evitar un resfriado, lo último que quiero es que te enfermes.

—No me dará un resfriado, tranquilo.

Y justo cuando termino de hablar un estornudo se escucha.

—¿Que no te dará un qué? Yo creo que tendrías que usar calcetines también, son indicios de gripa.

—No son indicios de nada. —Froto mi nariz.

El otoño es una de esas temporadas donde mi alergia empeora con cualquier lluvia. Se vuelve insoportable y mi nariz pica mucho a causa de la rinitis, compruebo que quiere pasar a mayores cuando estornudo do veces más.

Tal vez decir que prefería un resfriado fue una manera de invocarlo en mi cuerpo. Eso me hace pensar que las palabras si tienen poder.

—Tú cámbiate y yo iré a preparar algo caliente ¿Te parece? —Asiento.

Me despojo de todo lo mojado y reemplazo mi ropa húmeda por la que se encuentra en la cama plus size. Deslizo el jersey por mis brazos y termino de colocarme las calcetas. Observé mi figura en el espejo que está a un lado de la habitación y me analicé con detenimiento. Parezco un regalo con mucho envoltorio.

Almas Rotas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora