Capítulo 31.

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TW: mención y consumo de sustancias psicoactivas.

Brooke

La noche en la que decidí poner fin a todo, me negaba a cerrar la ventana. Después de un tiempo pensé en cerrarla por mi salud, pero en ese momento mis ánimos eran nulos. Me quedé dormida antes de cerrar la ventana y fallé en el intento. No me sorprende porque fallar en el intento ahora es parte de mi rutina, fallo en el intento al querer hacer las cosas, fallo en el intento al procurar sentirme mejor. Simplemente ya no tengo la energía necesaria para hacer cosas básicas y me jode saber que no encuentro fuerzas para hacer cosas que parecen estúpidamente fáciles, pero no para mí en estos momentos.

Josh vino al día siguiente y ya tenía resfriado, le conté todo lo ocurrido con Nick, desde las cosas buenas, pasando por cada pelea y lo devastador que resultaba seguir juntos. Al final me dijo que había tomado una buena decisión, aunque por el tono que usó, sé que no estuvo de acuerdo con algunos comportamientos de él y guarda esa espinita.

El helado viento que entró aquella noche por la ventana desmejoró mi salud, mi alergia empeoró drásticamente y ahora estoy en cama todo el día, aunque veo el lado positivo y lo puedo usar como excusa para no tener que salir o asistir a la universidad por mi falta de ánimos gracias a lo ocurrido. Sí, sonará ridículo pero el asunto de Nick me afectó más de lo que parece.

Josh pasa con Amber a visitarme en las tardes sin falta alguna para saber cómo estoy, pero sé que no lo hace precisamente por la rinitis y la manera en la que afectó mi salud, él lo hace para asegurarse que mis energías no decaigan más y mentalmente me encuentre mejor.

Alice al verme tanto tiempo en la casa decidió comentarme que no me preocupara por mi padre y que los eventos de golpes volvieran. Sería el colmo tener que agregar otro problema a mi lista de cosas negativas. No debería vivir con la zozobra de "Que tal que llegue borracho y me golpee" Todos deberían sentirse a gusto en su hogar y no con el constante temor de que algo negativo suceda.

Según me dijo, él está asistiendo a alcohólicos anónimos y ha funcionado. Por lo menos alguien de mi entorno aceptó la ayuda. Si a Robert le costó tanto, no quiero saber cuánto tardará Nick.

Hablando de desgracias y lo que pasó ese viernes, sé que no terminamos en las mejores condiciones, de hecho, como era de esperarse cortamos toda clase de comunicación. Pero algo que acordamos antes de que cruzara esa puerta llevándose todo lo bueno que habíamos logrado, era que él enviaría un mensaje con alguna descripción para saber que está bien. Probablemente eso viole la regla de nada de comunicación, pero tenemos que tener en cuenta que alguien mentalmente inestable no piensa las cosas con tanto detenimiento y puede cometer errores que cuesten la vida; Aunque también ese mensaje que envíe me hará saber que él quiere mejorar y volver a mí cuando esté listo.

¿Cuál es el inconveniente aquí? Y por qué esta en mi lista de desgracias. Pues ya ha pasado una semana y no hay nada. Seguramente se rindió con esto, tal vez quiso seguir su camino solo y sacarme de su vida. De la última persona que quiere saber en la faz de la tierra es de mí y comprendo totalmente que haya pensado todo y sea su decisión, todo fue tan tajante y cruel que es entendible, pero guardo las esperanzas de que quiera volver, solo lo hará si en realidad me quiso como tanto lo profesó.

Ha transcurrido una semana y me niego a levantarme de esta cama. Mi alergia es el pretexto perfecto para camuflar mis pocas ganas de seguir con todo como si nada hubiera sucedido, pero Josh sabe mis intenciones.

Me encuentro dando la espalda a las dos personas que hacen presencia en mi habitación, se alejan para hablar a una distancia prudente, solo escucho murmullos y no es que quiera escuchar su conversación ultra secreta así que intento dormir.

Almas Rotas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora