Capítulo 18 | Parte 1.

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Nick

Los últimos días no han sido los mejores, pero todo se ha ido arreglando poco a poco. El sueño es un poco más fácil de conciliar, pero el cansancio sigue siendo inminente, duermo largas horas, a veces con el temor de no volver a despertar. Y aunque las cosas siguen acomodándose en mi ser, mis pensamientos son muy ruidosos que me cuesta concentrarme en otras actividades porque no dejan de molestar, ante eso lo único que puedo hacer es dormir, bueno solo si el insomnio me da tregua y puedo hacerlo.

He llevado todo esto solo durante año y medio. Quiero continuar haciéndolo de esta manera, no quiero derribar todos mis muros por completo y dejar que Brooke vea esta parte tan vulnerable de mí, donde se esconden mis miedos y traumas. Me he rehusado a dejar que ella me ayude porque sé  que el día que decida hacerlo me acostumbraré a eso. Y probablemente no podré volver a hacerlo solo.

Estoy mejor mentalmente, listo para retomar las cosas. Pero aún estoy caminando por la delgada línea entre no querer contarle a nadie y necesitar desahogarme con alguien que no sea yo mismo.

No está mal pedir ayuda, tener una compañía, de vez en cuando necesitamos de los demás y no por eso somos menos capaces de llevar las cosas.

Muchas veces cuando solo quieres desaparecer, lo único que necesitas es ser encontrado.

Brooke

El reloj marca las once de la noche. El resto de la tarde pasó volando y cuando menos pensé la noche se había apoderado del cielo. Es una noche cálida y el aire caliente se siente en el ambiente. 

Una llamada entra a mi celular ¿Quién llamará a estas horas? Agarro el celular que está en la mesita de noche y el número de Nick aparece reflejado en la pantalla. Todo por un momento se detiene a mí alrededor, ha pasado mucho tiempo sin saber de él, no tengo la menor idea de que pasó y que no. Por fin sé que se encuentra bien y eso me da paz en cierto aspecto.

—Espere tanto esto —mi voz sale triste.

—Cariño... —Deja esa palabra en el aire y tantos recuerdos vienen a mí. La primera vez que me dijo «Cariño» salió con tanta dulzura de sus labios que se sintió tan bien —. Tengo tanto que explicar, tanto que contar. Quiero arreglar lo que dejé cuando quise escapar hasta de mí.

Todo el mundo tiene una oportunidad para aclarar las cosas, no puedo negárselo y menos cuando sé que lo hizo por su salud mental. No lo pienso dos veces y pido su dirección, la apunto en las notas de mi celular y antes de salir nuevamente de la habitación agarro un abrigo gris.

Pido el servicio de un taxi y en menos de 5 minutos se encuentra afuera de mi casa. El cielo nocturno está adornado con infinidad de estrellas que iluminan de manera estupenda el firmamento.

Al cabo de un rato llegamos a los suburbios, las casas en esta parte de la ciudad son muy grandes y valen varios millones de euros. Tengo una mezcla de sentimientos encontrados, un nudo se hace presente en mi estómago, probablemente sean nervios, ha pasado algún tiempo y saber que está mejor para hablar es bueno, o eso creo.

Miro por el retrovisor y el golpe en mi rostro aún es notable, pese a que han pasado semanas desde entonces.

El taxista me deja frente a una casa color crema de tres plantas. Una gran puerta de roble macizo custodia la entrada y un manzano en el costado izquierdo acompaña la fachada.

Golpeo un par de veces la puerta y si antes pensaba que era grande, ahora me doy cuenta que es imponente. La puerta se abre lentamente dejando ver a Nick. Trago grueso al verlo y no emito una sola palabra ante su presencia. Es tan extraño. No espere que estaríamos justo en esta situación y en estos precisos momentos.

Almas Rotas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora