Capítulo 32.

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Brooke

Los días habían pasado y las cosas seguían igual, nada fuera de lo común. Mi padre extrañamente había cumplido su palabra y el médico privado me revisó y dio un diagnóstico, mis defensas estaban por el suelo, necesitaba estar unos días más en reposo y siguiendo indicaciones junto con la medicación indicada para notar la evolución, algo que agradezco con el alma. Aún me negaba a abandonar mi cómoda cama y tener que enfrentar la cotidianidad como si mi vida fuera un cuento de hadas.

No estoy siendo dramática ni echándome a morir, pero la verdad no contaba con el ánimo o las ganas de tener que ir a la universidad y pasar todos los días por la cafetería, el parque que frecuentábamos donde nos tumbábamos en el césped y disfrutábamos de un silencio bilateral que era tan confortante y podíamos estar ambos hablando de lo que fuera con tantos puntos de vista diversos, tampoco quería pasar por otros lugares, todo me recordaba a él.

Joder, si lo extrañaba.

Y más de lo que acepto en voz alta cuando Josh me pregunta.

Lo último que quería era rememorar los buenos momentos y dejar que esos mismos que un día me hicieron sentir en la alegría máxima, ahora me depriman de la manera más horripilante.

No quería enfrentarme a la realidad sin él y sé que en algún punto tendría que hacerlo, pero aún no era el momento.

Después de los días de reposo obligatorio con los medicamentos y todo llevándose al pie de la letra por fin el doctor nos informó que podría regresar a mi rutina casi de forma normal salvo por algunas excepciones horarias donde el clima podría representar un riesgo. Josh dio saltitos al escuchar esas palabras del doctor y por fin lograría el cometido de sacarme de mi habitación como tanto anhelaba para que no me deprimiera más.

Después de la luz verde que para él fue como un permiso para llevarme a cualquier lado, me llevaba a Morgan's para distraerme, salíamos en su auto a comer helado a the Paradise ice cream y en otras ocasiones decidía que era buena idea pasear por el parque.

A todos los lugares que me hacían acordar a Nick, Josh me llevaba. Sé que era aleatorio y cómo iba a saber que eran los lugares que frecuentábamos juntos si nunca se lo conté.

En serio agradezco cada cosa que hace por mí y para mejorar mi estado de ánimo. Pero dudo fuertemente que sea la manera correcta, he notado que él quiere que elimine mis sentimientos y me libere de las cosas tristes de una manera abrupta.

Mientras él busca desesperadamente que elimine eso, yo solo quiero abrazar mi dolor y decirle que todo pasará, deseo arreglarme a mi manera para sentirme plenamente bien.

Tenemos que tener en cuenta que cada persona lleva sus asuntos de la manera que mejor le parezca y nadie puede pretender arreglar de un momento a otro algo que toma un tiempo determinado. Tenemos que vivir nuestros sentimientos y dejarlos fluir, siempre he sido partidaria de dejarlos salir y no ocultarlos o encerrarlos.

El otoño tomaba cada vez más fuerza y observaba todo por mi ventana, las ventiscas eran lo mejor de esta época donde se llevaban las hojas caídas de los árboles que iban decolorándose de un naranja leve o muy pronunciado, estar en medio de aquellas ventiscas se llevaba mis problemas y me hacía sentir plena, pero ahora admiro el panorama desde mi cuarto.

Josh y Amber estaban conmigo, ya era una costumbre.

El timbre suena nuevamente, Josh no medió palabra y salió como un ventarrón por esa puerta como si su vida dependiera de ello. Qué raro, no acostumbraba a abrir la puerta, pero ahora siempre que lo hacía él bajaba desesperadamente por esas escaleras.

Almas Rotas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora