Capítulo 40.

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Nick

Anoche, anoche las cosas no fueron como esperaba. Bueno, era de suponerse, había un pequeño conflicto en mi cabeza que era imperceptible, pero allí se encontraba y explotó en el momento en el que pisé mi habitación.

Para hacer más claras las ideas, empezaré a contar todo en orden.

Antes de volver a casa, Brooke puso mis pensamientos a raya, me olvidé por completo del momento exacto en el que la psicóloga pronunció «Ansiedad» y solté todos los conceptos negativos que tenía sobre mí.

Sin embargo, la noche cayó y volví a casa. En el instante en el que me adentré a la habitación, se desencadenó una guerra de pensamientos donde ganaba el que más me hiriera. Todas eran ideas horribles, mi mente se convirtió en mi enemiga.

La ansiedad te comerá vivo.

No eres tan fuerte como parecía, unas simples palabras y vuelves al mismo círculo vicioso.

Esta vez no podrás con todo, las cosas se te salen de las manos y no hay nada que puedas hacer.

Estás acabado y lo sabes.

Esos eran solo algunos de los pensamientos que recorrían mi mente y no me dejaban en paz. Experimenté una extraña sensación que no pasaba por mi cuerpo hace algunas semanas, pero supe de inmediato de que se trataba.

Me estoy agobiando.

Cada palabra toxica que nadaba en mi mente se mezcló con todas las ideas pésimas que tenía sobre mí, logrando un colapso, mis pensamientos me estaban agobiando, me estaba ahogando en ellos.

Desde hace algunas semanas había dejado esto atrás, los pensamientos negativos se estaban esfumando y todo parecía tener un equilibrio, pero justo esa noche las cosas habían retrocedido. Yo había retrocedido.

No quería volver al hoyo donde mi mente me domina por completo y me vuelvo esclavo de mis pensamientos, era a lo que más le temía. Temo volver a una recaída mental.

La mente humana es un arma de doble filo, tus percepciones internas pueden estar bien, las cosas pueden estar marchando de manera adecuada, pero con un solo pensamiento negativo, se puede desencadenar una lucha interna donde tú eres el que recibe cada daga.

Lo dice alguien, el cual sus pensamientos lo superan al punto de querer dejar todo, soltar definitivamente lo que lo lastima, no volver a experimentar sensaciones tan desagradables.

Soy tan duro conmigo mismo que ningún comentario puede lastimarme más que los que crea mi cerebro en mi contra, es el único que conoce mis puntos débiles y ataca para matar.

Todo me hacía sentir inútil, incapaz, insuficiente, como si fuera poco para continuar en este plano terrenal. Lo había hecho antes, tenía todo bajo control, pero siempre hay un instante en el que presientes que todo te rebasa y no puedes hacer nada para evitarlo.

Desconecté por un momento todo, necesitaba dejar de pensar, dejar de crear opiniones negativas sobre mí, eso me estaba acabando aquella noche.

Escarbé en lo hablado en cada sesión con la psicóloga, supongo que he avanzado, algo he aprendido para poder estabilizarme y neutralizar las cosas para que no me hicieran más daño.

Al final pude regular todo, encontré respuestas positivas que ayudaron a calmar la tormenta de ideas hirientes y las aguas turbulentas de mi cabeza se apaciguaron.

Al final pude regular todo, encontré respuestas positivas que ayudaron a calmar la tormenta de ideas hirientes y las aguas turbulentas de mi cabeza se apaciguaron

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