Llegamos a la casa de Louis luego de diez minutos en dejar a Isabelle en la suya.
Louis condució hasta su casa para que Dylan durmiera allí. Yo entré con ellos, para poder ayudar a Louis bajándolo del auto y también para subirlo a dónde él había pleaneado en donde se quedaría Dylan. Después, si el tiempo me alcanzaba, curaría un poco de su herida.
Subimos las escaleras, cosa en la que simplemente yo no hice nada porque Louis lo sostuvo en todo momento.
Entramos con Dylan a la habitación donde se encontraban sus juegos, computadoras y trofeos. Al instante en que lo dejamos sobre el sofá, se había dormido por completo.
Acompañe a Louis hasta su habitación, entrando con timidez.
─Pasa, no muerdo ─Sonreí.
─¿Siempre fue así?─ pregunté de repente.
─¿Quién? ─frunció el ceño.
Se veía jodidamente hermoso cuando hacía eso.
─Dylan. ─Respondí.
─Oh, digamos que no es tolerante al alcohol. ─Guiñó un ojo.
─¿Tú ya sabías que es... así?
─Por supuesto, lo conozco desde hace muchos años. Sé todos los secretos de Dylan, y él sabe los míos.
─¿Y por qué hace eso?─ me senté en una silla que se encontraba al lado de su cama.
─Lo hace para ahogar sus penas, por lo de su padre, ya sabes... ─suspiró─ A veces se siente sólo y se refugia en el alcohol. En varias ocasiones escuché que decía que de alguna manera quiere ayudar a su mamá, pero no hace nada a cambio.
¿Por eso se tiene que emborrachar?
No encuentro el sentido a eso.
─¿Siempre va a ese bar?
Por supuesto que van allí, el guardia los reconoció.
─Yo lo acompaño.
¿Eso significa que es como Dylan?
En sólo pensarlo se me partía el corazón imaginando a Louis pasado de bebidas.
Me moví un poco en el asiento haciendo que mis pensamientos se alejaran.
─Yo no soy como Dylan. ─Habló como si haya leído mi mente, ¿cómo lo hace? Alcé la mirada para encontrarme nuevamente con la suya ─Del hecho de que yo lo acompañe o sea su amigo, no significa que yo deba de ser así.
Quería decir algo para que no se sintiera ofendido, pero el siguió hablando.
─No me fío a ese refrán; Dime con quién andas y te diré quién eres.
Solté una risita.
─¿Hay algo en que lo que yo haya dicho y que fuera gracioso? ─dijo cuando dejé la risa.
─No, pero antes de entrar al bar, había un guardia, dijo que te conocía. Él no quiso dejarme entrar en un principio, pero finalmente cedió.
─¿El de lunar en el cuello?
¿En serio? ¿Tenía un lunar?
─Bueno no le tomé atención a su aspecto. Además, dijo que la próxima vez no voy a poder entrar sin identificacion. Mucho menos me dejará entrar si se entera que soy menor de edad.
─Es su trabajo, no te preocupes, preciosa. Eso le dice a todos los jóvenes que van por primera vez. Si te diste cuenta, dentro del bar hay muchos más jóvenes que adultos con mil y un problemas en la cabeza.
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Lo que siento por ti.
RomanceEmma Johnson, una adolescente con tan sólo dieciséis años, que después de pasar toda una vida trasladándose de ciudad en ciudad, tendrá que soportar otro cambio más en su vida. Aunque para ella, ya se ha hecho un ritual mudarse, ya no quiere seguir...