4. Persona desconocida.

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[LOUIS en multimedia]

─¿Qué te sucede? ¿En qué estabas pensando? ─escucho esa voz, nuevamente.

Me arde la rodilla, no sé que hacer... Me angustia llega, por lo ridícula que me debo de ver ahora misma.

Y a eso, sumándose que un simpático chico me sigue mirando. De seguro debe de pensar que estoy psicológicamente loca...

─¿Ahora eres muda?

─Eh... Yo... ─se me corta la respiración y me doy cuenta de que llevo puesto un vestido. Me levanto de inmediato y por poco me caigo. Si no fuera por él, en este momento estuviera de nuevo en el piso. Me sostuvo con un brazo por la cintura.

─Veo que te duele... Ven te ayudo ─yo sólo sigo a su lado mientras me sostiene con su mano derecha─, Déjame ver... ─se agacha y yo siento que me ruborizo─. Tú rodilla... Está sangrado y también el codo ─dijo mientras mira detenidamente mi brazo con su mano libre.

─Yo puedo sola... Gracias ─me suelto de su agarre y me alejo lo más rápido que puedo.

─De ninguna manera, no hace ni dos minutos te encontrabas a punto de terminar en terapia intensiva en cualquier hospital.

─Que exagerado ─bufé.

─¿Exagerado? ─alzó una ceja, y yo desvíe mi vista de sus ojos, eran realmente intimidantes.

─Sí... Y sí me disculpas, me tengo que ir ─hablé con firmeza, para que piense que no me intimida el hecho que estuviera con él.

─No puedes irte así. Debes de limpiar tu herida, apuesto a que debe doler.

─No me duele ─digo negando lo que es obvio. Por supuesto que me duele.

─Por Dios... Sólo admitelo, te duele, ¿no es cierto?

─¿Es una pregunta?

─Sí.

─Entonces, no.

─Perfecto, eres una chica difícil, me gusta.

Yo pongo los ojos como platos, ¿me está diciendo que le gusto?

─En serio, necesito irme.

─Te acompaño ─separó la distancia que había formado cuando me alejé de él.

─No es necesario.

─¿Vives lejos? Porque mi casa queda a dos cuadras de aquí y puedo recoger mi auto para llevarte.

─No gracias, puedo llegar sola ─miro a todos lados y estoy perdida. Es mi primer día en esta ciudad, no conozco nada de aquí.

─Ya entiendo ─me mira y se muerde el labio... De seguro es para no reírse delante mío─. Eres nueva en este barrio, ¿verdad?

Yo no respondí.

─¿En qué barrio vives?

─De hecho no tengo la menor idea, es mi primer día aquí.

¿Por qué tuve que decirlo? Ahora sabrá que estoy perdida y querrá aprovecharse de la situación.

Dios, no permitas que me haga daño.

─Bueno entonces, ¿en qué dirección venías?

─Por allá ─le señalo con el brazo bueno.

─Entonces vamos ─empieza  a caminar─. Espero que esté lejos tú casa. Así tendremos tiempo para conocernos ─deja de caminar de golpe y me estrecha su mano derecha─. Mi nombre es Louis, Louis Morgan. ¿Con quién tengo el gusto?

Lo que siento por ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora