[EMMA en multimedia]
Abrí los ojos con el sonido del despertador que se encuentra en la mesita de noche.
Me senté de golpe al recordar que hoy es mi último día aquí, en Denver. Me sorprendí por un momento al ver que no había nada en mi dormitorio y fue ahí cuando recordé que todo ya estaba empacado y listo para viajar. Sentí que alguien se acercó a mi puerta y le dan toques, llamando a la puerta.
─Cariño, alistate, pondremos las maletas en el auto. Y baja, ya te he preparado el desayuno─ Es mamá. Su voz de algún modo me tranquiliza.
No me gustaba la idea de cambiar de casa, otra vez. Sentí que volvió a tocar y le respondí:
─Está bien, mamá. Bajaré luego de tomar una ducha ─No me respondió de vuelta, sólo escuché sus pasos alejarse desde el otro lado de la puerta.
Me gustaba el carácter de mamá puesto que siempre era buena con nosotras. Para ser sincera creo que más afecto le tiene a Lily, mi hermana menor, y la consentida de la casa. Yo no le doy mucha importancia.
Cuando me levanté de mi cama, recogí mi toalla que descansaba en una silla que se encontraba en mi dormitorio. Mientras me duchaba recordé todo el tiempo que había pasado en esta ciudad, mi hogar durante tres años. Los recuerdos de mi estadía aquí eran muchos, pero no todos eran buenos.
Cuando salí, decidí ponerme un vestido negro que me gustaba mucho y que, pensándolo bien, creo que sólo una vez me lo había puesto, así que a ello se debía el que luzca como nuevo. Además, me puse zapatillas del mismo color del vestido para que combinaran.
Pasado un tiempo después de haber ordenado mi equipaje de mano, y rectificado que no se quedara ninguna de mis pertenencias, tomé dos maletas que me pertenecían, y guindé mi mochila en mis hombros. ¡Cuánto pesaban! En eso, vi a mi padre que justamente pasaba por la escalera. Mi papá era un hombre alto y físicamente aceptable.
─¡Eh, papá! ¿Me das una mano?─ me miró al instante y no dudó en subir los pocos escalones que quedaban hasta alcanzarme y poder ayudar.
─Deja eso que yo las llevo al auto, tú ve a desayunar. Lily se encuentra allí ─tomó mis maletas.
Asentí y bajé rápidamente. Cuando entré a la cocina, mi madre estaba sirviendo jugo de pera en un vaso que supuse, era para mi hermana ya que no me gustaba esa fruta en ninguna de sus presentaciones. Después de servir el jugo de pera sacó otro vaso en el que sirvió jugo de naranja, la cual sí me gustaba.
Mi padre al dejar las maletas en el auto, regresó y se quedó apoyado en el marco de la puerta mirándome con detalle. Al volver mi mirada, vi que también mi hermana junto con mi madre lo acompañaban en la acción.
─¿Qué? ─dije algo inquieta, ¿sería que tenía algo?
─Cariño... ¿Te sientes bien? ─preguntó mi madre.
─Sí, ¿por qué no habría de estarlo? ─al terminar de formular mi pregunta, Lily se acercó dos pasos hacia mí, y señaló el vestido que llevaba puesto.
─Mírate Emma, ¡Llevas puesto un vestido! ─pensó un momento y siguió hablando ─No es muy propio de "Emma Johnson" usar vestidos ─dijo, haciendo comillas con sus dedos al mencionar mi nombre.
─Pensé que era algo más grave. ─dije, poniendo los ojos en blanco. Había pensado que era algo como manchas en la cara, o alguna espinilla, no un simple vestido─. Bueno sólo quería... Eh... ─no pude terminar la frase, realmente no sabía que decir.
─Cambiar de estilo ─dijo Lily mirándome.
─Exacto. Pensé que sería una buena idea el cambiar de estilo... Ya saben, cambio de casa, ciudad y escuela ─dije con poca seguridad de lo que decía.
─Emma, hija. Creo que es una buena idea. No le prestes atención a tu hermana ni a tu madre, yo te apoyo. Sabes que siempre te apoyo. Pero... ─miró el reloj en su muñeca, y volvió su vista hacia mi─. Si no nos apuramos, llegaremos tarde para el vuelo.
Yo asentí con la cabeza y tomé el jugo de naranja que me había servido mamá con anterioridad. Luego, cuando ya estaba todo listo, habíamos equipado el auto, todos subimos a éste con la intención de dirigirnos al aeropuerto.
* * * *
Cuando llegamos al aeropuerto, mi padre dejó todos los documentos con la agente de atención al viajero de la aerolínea, ella nos dijo que nos sentáramos a esperar y en aproximadamente cuarenta y cinco minutos llamaría para que abordemos al avión.
Como me sentí un poco aburrida saqué mi celular y unos audífonos. Me gustaba mucho escuchar música.
Antes de que me los pusiera mi padre me habló:
─Hija, tu madre quiere que vayamos a comer algo para que no comamos durante el vuelo, sabes que a tu madre no le agrada la comida que sirven en el avión, Lily ya está con tu madre, ¿Quieres venir?
─La verdad no, no tengo hambre, ustedes vayan que yo los espero aquí.
El asintió y vi como se alejaba entre la multitud de gente que había en el aeropuerto.
Luego, cuando ya no pude verlo, centré toda mi atención en mi móvil. Coloqué «Story Of My Life» de One Direction para oírla mientras estaba sola, esperando el vuelo y a mis padres.
Mientras escuchaba la canción, recapitulé un poco mi vida: Nací en New York, viví ahí hasta los cuatro años, después por motivos de trabajo por parte de mi padre tuvimos que mudarnos a Seattle. En dicho lugar viví una gran parte de mi vida, hasta mis doce años. Después, pasamos dos años en Miami y estuvimos aquí en Denver hasta mis dieciséis, casi diecisiete años, porque cumpliría años el trece de septiembre.
Mi padre hace unas dos semanas nos reunió en el comedor de la casa y nos dijo que tendríamos que mudarnos nuevamente, pero esta vez a Houston, Texas. Ya estaba cansada de continuos cambios de residencia, pero sabía como manejarlo.
Estaba apunto de terminar la canción cuando sentí que alguien tocó mi hombro derecho. Giré ligeramente hacia la derecha un tanto molesta, ¡Habían interrumpido mi canción!
─Leila ─dije asombrada.
Encontrar a una persona en el aeropuerto me parecía muy raro, además de que no había hecho muchos amigos en mi estadía aquí. Que una persona tuviese la intención de ir al aeropuerto por mi, me había dejado estupefacta.
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Lo que siento por ti.
RomanceEmma Johnson, una adolescente con tan sólo dieciséis años, que después de pasar toda una vida trasladándose de ciudad en ciudad, tendrá que soportar otro cambio más en su vida. Aunque para ella, ya se ha hecho un ritual mudarse, ya no quiere seguir...