28. Es sólo exceso de maquillaje.

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Me duché, cambié, arreglé y luego me maquillé sólo lo suficiente, como es de costumbre.

El reloj marcaba las seis y veinte, cuando estuve lista.

Tengo menos de media hora para pensar en lo que diría.

La verdad es que, ayer... cuando fui a casa de Isabelle...nos quedamos hasta muy tarde mirando películas, por lo que cuando quise volver a casa, su mamá gentilmente me invitó en quedar a domir allí. Entonces yo accedí porque no tengo coche y tampoco licencia. Y... ¿a quién quiero engañar?

Patético, eso era.

Bien, hay dos opciones o mis padres saben que no dormí anoche en casa o así de simple fue Lily. Una de dos.

Bajé a las siete menos diez a por el desayuno. Mamá se encontraba preparandolo, como solía hacerlo cada día.

Entré en silencio a la cocina y me senté en el comedor haciendo el menor ruido posible.

─Buenos días, cielo ─dijo sirviendo jugo de naranja, acercandose para que yo tomara de el. Di un sorbo conforme ella siguió hablando─. Pensé que tardarías en bajar, ¿cómo dormiste anoche?

Me atragante con el jugo en la boca y rápidamente lo tragué para que no hiciera algo estúpido.

Dormí con un chico con quién antes, había pasado los mejores segundos de mi vida. Luego lo rechacé, sin querer, porque no estaba segura de dar ese paso y bueno, me dio las buenas noches y después; cuando desperté, él me abrazaba.

─Bien, supongo ─mentí.

Mucho más que bien.

─Lily nos contó que ayer no estabas muy bien, entonces te subió la cena para que comieras allí.

─¿Lily qué? ─dije despacito, ella volteó, pero sabía muy bien que no logró escucharme.

─¿Sucede algo, cielo? ─preguntó con voz suave.

─Oh, no... nada... sí. Lily subió la cena y me lo comí todo.

─Me alegro, ¿ya te sientes mejor? ─preguntó dejando el desayuno en la mesa.

─Sí, sí. Mucho, muucho mejor ─dije.

Estaba actuando raro, lo sabía. Solo esperaba que ella no lo notara.

─Llama a tu padre y a Lily para que desayunen.

Asentí y salí de la silla para ir a por ellos, como mamá había ordenado. Sin embargo, justamente bajaban por las escaleras. Papá me saludó y yo también le di los buenos días, acto seguido, entró a la cocina. Respecto a Lily, cuando crucé la mirada con ella, sonrió pícara elevando una de sus cejas.

─¿Cómo estuvo tu noche? ¿Divertida?─preguntó ella, percatandose que nadie la escuchara, solo yo.

─No te pases de graciosa, porque sabes que me debes una ─dije cuando ella estuvo a mi lado.

─Estamos a mano ─fue lo único que ella dijo antes de entrar.

El desayuno fue tranquilo. A excepción de cuando Lily hablaba de que cuando ella tenga mi edad, quería tener la misma libertad que yo tenía. Lo único que necesité hacer fue darle una mirada asesina y pisar su pie por debajo de la mesa. Desde entonces no habló nada más.

Lily y yo tenemos un pequeño pacto. Cuando se trataba -de casos estrictamente necesarios- nos guardamos los secretos entre nosotras para no perjudicarnos.

Dos días antes de mudarnos aquí. Ella había roto el florero nuevo -y preferido- que le habíamos regalado la navidad pasada a mamá, por lo que yo estaba presente cuando sucedió. Buscó una bolsa en donde ponerla para luego votarla, y luego, ese mismo día, fuimos a la tienda en dónde la habíamos comprado. Milagrosamente seguían teniendo de las mismas, por lo que compramos de esas.

Lo que siento por ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora