Lo que siento por ti.

9. El reencuentro.

Es Louis, hoy está jodidamente hermoso. Tenía el cabello un poco más largo en la que se habían formado unos crespos. Llevaba unos vaqueros oscuros y una polera blanca.

─Te informo que mí casillero está al frente de donde queda el tuyo.

─Louis ─fue la única palabra que pude realizar.

─¿Te gustaría almorzar conmigo?

¿Qué?

─¿Es en serio? ─dije sorprendida y sonriendo de oreja a oreja.

─Sí. Vamos, di que sí ─dijo Louis.

─Aquí están sus llaves señorita Emma ─la secretaria llegó y me entregó las llaves de mi casillero.

─Gracias... ─dije alargando la palabra viendo a Louis.

Me dirigí a la puerta pero Louis se adelantó y dijo: ─Momento ─abrió la puerta─. Las damas primero ─con una mano señalando la puerta, la abrió y dejó que pasara primero.

─Gracias, Louis.

Estando afuera yo no sabía que hacer.

─¿Qué materia te toca?

─Espera, no lo recuerdo, voy a buscar en mi horario.

Saqué la hoja que contenía mí horario y ahí decía que me tocaba química.

─Química.

─¿De verdad? ─preguntó sorprendido.

─Sí, ¿por qué?

─A mí también me toca esa materia.

Todos los lunes tendré clases de química junto con Louis. Eso si es nuevo.

─Entonces vamos o no llegaremos a tiempo.

─Claro ─dijo con una cara contenta.

─¿Cómo sabías que me encontraba en la dirección? ─le pregunté, mientras nos dirigimos al laboratorio de química.

─ Te seguí.

─Pero, ¿cómo? ¿No entraste a clases? ─estaba confundida.

─Sí entré, sólo que cuando estaba guardando mís cosas en mi casillero te vi entrar a literatura.

Claro, mí casillero está cerca de esa materia.

¿Su casillero queda cerca del mío? Me dice mí subconsciente actualizando la información que está obteniendo.

─Hace un momento no me contestate Alexandra, ¿te gustaría almorzar conmigo?

─Sí, pero primero entremos a clases ─lo último que quería, era llegar con retraso a otra materia más, y como la vida es injusta, sería en mi primer día aquí.

Entramos y Louis me dijo que me siente al lado suyo, así no me sentaría con nadie desconocido. Es algo muy raro, ya que hace ni tres semanas él era un desconocido para mí.

* * * *

Todo fue raro en la clase de química, me senté al lado de Louis y lo único que hizo él fue atender a la clase. Yo no sabía que hacer, así que me puse a escribir o dibujar cualquier cosa en mí cuaderno. Tocó la campana y todos se dirigieron al comedor.

─¿Qué te gustaría comer? ─habló Louis─. Hoy yo invito.

─¿Qué hay de comer? ─pregunté.

─Normalmente siempre hay hamburguesa, pizza...

─Pizza, por favor ─lo interrumpí de inmediato, mirándolo.