37. Buenos días, amor.

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Aprieto mis ojos, la cual están cerrados, la comodidad en la que me encontraba era la mejor; mis piernas estaban ligeramente dobladas, y sentí que se movieron. Confundida, apreto otra vez mi ojos, porque yo no había hecho ningún esfuerzo por moverlas.

Me doy vuelta en la cama, y siento la suavidad de la almohada en la que descansa mi cabeza. Entonces, escucho un zumbido, pero no hago el intento de saber de dónde viene. Me siento frágil, enferma y sin ganas de nada. Sin ganas de abrir mis ojos, que puede que sea una de las tareas más fáciles en la vida.

El zumbido vuelve, pero esta vez, más lejos. Decido abrir mis ojos, éstos arden y no logro ver nada hasta que mi vista se adapta a través de la oscuridad, lo que hace que me preguntara qué hora era.

Y a pesar de la poca visión y de no lograr ver nada a través de la oscuridad, percibo lo que es una sombra.

La figura de una persona.

Rápidamente me siento en mi cama y agarro de la almohada, claro, como si fuera la mejor arma.

Ante el repentino acto, mi cabeza da vueltas y siento una punzada enorme. La camisa que estoy vistiendo, la siento pesada, como si no fuera mía.

La sombra se mueve e instintivamente apunto con la almohada, donde ésta se mueve.

─ ¿Quién anda allí? ─pregunté. Mi voz sale ronca, por lo que me acabo de despertar, mi boca sabe a alcohol, fresa y menta. Debo de estar soñando. ¿Qué sucede conmigo?

El sonido de un objeto caer, hace que me asuste más. Unos pasos se acercan a la cama, donde yo permanezco sentada.

─Preciosa, discúlpame. No quería despertarte ─la voz de Louis se escucha a través de la oscuridad─. Buenos días, amor ─deja un escaso beso en mi frente y es ahí cuando lo veo. Él está parado, en frente mío.

Sólo está vistiendo su boxer. Nada más.

Trago saliva, por el sólo hecho de pensar el por qué está usando sólo eso.

Agarro de la sábana y me cubro, observandome lo que estoy usando. Tengo puesto unos shorts cortos, y una camiseta de hombre, es de Louis, no hay de quién mas puede ser.

Trato de recordar cómo llegué aquí anoche, y por qué Louis está conmigo, ¿qué hora es? Fragmentos de la noche anterior vienen a mi, pero son tan confusos que no logro descifrar que fue exactamente lo que pasó.

─¿Q-Qué haces aquí? ─mi voz sale temblorosa.

─¿Que si qué hago aquí? ─su tono fue casi de ironía─. Tú me invitaste a quedarme contigo por la noche ─se acerca, y se sienta a mi lado.

─¿Yo te pedí que te quedaras? ─pregunté, confundida.

¿En qué vida?

─Sí ─la respuesta fue firme, y eso fue suficiente para saber que él estaba hablando muy en serio.

─¿Cómo entraste aquí? ¿Por qué sólo estás vistiendo eso? ─apunté su ropa interior─. ¿Quiere decir que hemos dormido juntos? Y si fue así... ¿Por qué no lo recuerdo?

La confusión llega a mis facciones, no sé qué hacer, qué preguntar, tengo varias dudas, ¿por qué tan sólo no puedo recordar nada?

Cierro mis ojos un momento, y entonces imágenes de nosotros llegan a mí. Yo pidiéndole que me bese, que se quede conmigo, dejando a Isabelle y a Dylan en sus casas. Yo en su regazo, él basándome con desesperación, yo sacándole su camiseta.

Un pensamiento pasa por mi cabeza y quiero pensar que no es cierto, quiero que no sea verdad. Lo miro, y él me observa, como si esperara que yo recordase todo lo sucedido la noche pasada.

Lo que siento por ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora