Capítulo 26

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Nanami Kento.

Nunca me había sentido tan feliz en mi vida, nunca creí que mi felicidad volviera a hacerse posible.

Nos habíamos fundido nuevamente, piel con piel, con nuestros sentimientos conectados y sobre todo, nuestras almas.

Recordaría ese momento por el resto de mi vida, lo guardaría en mis memorias más preciadas, como el día en el que la conocí.

Estaba recostada en el sillón que estaba frente al balcón, recibiendo la refrescante brisa en su rostro. Esperando a que yo terminara de lavar los platos sucios del desayuno.

Por supuesto que ya había terminado, pero me encantaba verla tan tranquila y relajada en mi sillón, con una de mis camisas que apenas y si cubrían su lindo trasero.

Me acerque a ella silenciosamente y me arrodille, dejando que mi rostro y el suyo quedarán bastante cerca. 

Bese la punta de su nariz, haciendo que sonriera ampliamente y abriera los ojos. Se levantó y se hizo a un lado para que yo me sentará.

. - Pensé que te estabas quedando dormida - bromee, mientras pasaba mi brazo por sus hombros.

Ella negó al instante. - Estaba descansado - me miró coquetamente.

. - ¿Te duele? - pregunté preocupado.

. - No, solo estoy adolorida, justo de las caderas - respondió. - Pero es normal, después de todo lo que hicimos anoche . . . 

Negue ligeramente con diversión, pues la infinidad de flash back vinieron a mi mente. Ella jadeando encima de mí, debajo de mi  mientras rogaba por más, apretando mi cuerpo con sus piernas alrededor de mi cintura. Entrando una y otra vez, yendo tan profundo para fundir nuestro amor.

. - ¿En que estás pensando? - comentó y al instante pareció saberlo. - Pervertido . . .

. - Ahora yo tengo la culpa de rendirme frente a tus coqueteos y escultural cuerpo.

. - Eres un hombre de mente débil - sonrió tomándome del rostro.

. - Soy débil cuando se trata de ti - susurré sobre sus labios. 

Me incline un poco más para poder besarla, pero el sonido de su teléfono nos interrumpió.

Bufé cuando ella se levanto, nadie nos había molestado con llamadas durante todo el tiempo que hemos estado juntos.

La observe moverse hasta tomar su celular.

. - ¿Qué pasa? - preguntó ella atendiendo en teléfono. - Ya veo . . . descuida, estaré ahí - su mirada endureció, haciéndome saber que algo no andaba bien. - Nos vemos y mantenlo vigilado, llegó lo antes posible -  colgó y al instante me miró.

. - ¿Qué sucedió? ¿Le pasó algo a los niños? - pregunté confundido. 

Ella negó con la cabeza, tratando de contener su molestia. - Era Satoru, quiere que vayamos a la preparatoria porque . . . Naoya esta ahí y quiere verme.

Fruncí el entre cejo ¿Naoya Zenin? ¿Qué quería con mi novia?

. - ¿Contigo? ¿Qué es lo que quiere?

. - No losé, no dijo mucho - respondió. - Le puso como excusa que me encontraba en una misión, pero insistió en quedarse hasta que yo llegará.

«No quiero que este en el mismo lugar que los niños, mucho menos de Megumi. Nunca es bueno que un Zenin este cercas de él. »

Hanae tenía razón. Naoya ya no era una persona en la que podía confiar.



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