Capítulo 2.

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Akari Hanae 

Era la primera vez que dormía bien en un lugar que no era mi cama.

Me removí entre las sabanas quejándome por no querer despertar, pero las persianas de la habitación ya estaban arriba. ¿Por qué estaban arriba?

Me levante de la cama de golpe, por un momento había olvidado la compañía de Gojo y que había dormido aquí.

Giré mi rostro para verlo pero el ya no estaba en la cama, he aquí la respuesta de las persianas. Suspiré confundida, probablemente ya se haya ido.

Camine hacia el baño y me lave la cara, peine un poco mi cabello y salí para dirigirme a la pequeña cocina-sala que había alquilado.

Y ahí estaba él. De pie en la encimera colocando el desayuno.

Su ropa era diferente al uniforme de hechicero, tenía unos pantalones negros a juego con unos zapatos y una característica camisa azul, con los primeros botones sueltos. Mi vista callo en su rostro al notar que no llevaba la venda, si no un par de lentes redondos de sol.

Su cabello estaba suelto y esparcido por toda su frente, lo hacía ver más guapo, de esos chicos que con solo pronunciar tu nombre harían que te mojaras.

. -Buenos días - dijo algo dudoso.

. -Buenos días Gojo - trate de no sonar tan nerviosa.

. -Compre algo de ropa y unas cuantas cosas para desayunar - descrito. - Desayunamos y vamos a que conozcas a los chicos, el viaje es algo largo a la preparatoria.

. -De acuerdo - acepte sentándome frente a él.

Nos quedamos en silencio unos momentos, no sabía que decir. No esperaba despertar y hacer como si nada hubiera pasado en estos siete años, sabia que el había cambiado y no esperaba que me tratara como antes lo hacía. Incluso el solo compartir un mismo espacio con él me parecía bien.

. -¿Dormiste bien? ¿Hable dormida? - pregunte tratando de hacer conversación.

. -Para nada - dijo haciendo que lo mirara confundida. -No hablaste dormida y si dormí bien - río al ver que relajaba mi cara. -¿Y tú?

. -Esta bien para ser la primera vez que duermo lejos de casa - conteste con simpleza. -Puede que haya influenciado tu presencia a noche, diría que ayudaste. . . un poquito.

. -¿Solo un poco? -preguntó haciéndose el ofendido. -Yo diría que bastante, hasta roncaste.

. -¡Yo no ronco! - me queje.

. -Sigues siendo igual de quejumbrosa - río brevemente. 

. -Y tú igual de infantil -contrataque victoriosa.

El ambiente fue mejorando, yo le preguntaba algunas cosas sobre su vida y el muy pocas sobre la mía, evitando el hecho de que estaba marcada por cicatrices en todo el cuerpo. Reíamos por anécdotas que me contaba de sus alumnos y las tonterías que cometía.

Me vestí de la manera más presentable posible, quería que supieran que ahora era una persona diferente, pero que mi cariño por él, por ellos era el mismo.

Llevaba un vestido negro con puntos blancos de manga larga, cubría perfectamente mis brazos, apenas y dejando ver el inicio de mis clavículas. Me llevaba a la altura de las rodillas y ser un poco ampón ayudaba a que no se levantara y así mostrara las cicatrices de las piernas, porque sí, también tenía en las piernas.

Recogí mi cabello a la mitad con un palillo, tome el pequeño maletín junto a mi sombrilla para salir de la habitación.

. -Estoy lista - anuncié caminando hacia la puerta. -¿Nos vamos?

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