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Capítulo 43

Narrador Omnisciente .

Cuando Hanae llegó al territorio de los Zenin, sintió un horrible escalofrío recorrer toda la zona de su espalda.

El lugar estaba hecho trizas, no había ningún habitante y temía que la construcción pudiera venirse abajo en cualquier momento, pero eso no la detuvo para seguir buscando a Maki entre las paredes colapsadas.

Estaba segura de que este lugar nunca había llevado el nombre de ¨hogar¨ pero para ella lo había sido, por muy corto que hubiera sido el momento, ese había sido el primer lugar en el que se había sentido segura.

. - Aun puedo escucharte llorar bajo los cerezos del jardín - la voz de Naoya sonó calmada pero Hanae se giró de inmediato con precaución.

Él estaba observándola, sus manos descansaban sobre la parte inferior de su espalda y aunque seguía siendo el mismo, su porte e incluso su tono de voz se escuchaba aún más suave.

Cómo al Naoya joven que Hanae había conocido, al que Naobito no había corrompido.

. - Y tú siempre venias a consolarme, me arropabas y te quedabas conmigo hasta que me quedara dormida - ella recordó situándose a su lado. - ¿Dónde está Maki?

Naoya sonrió ligeramente de lado y señalo con su dedo en dirección opuesta.

. - Ella de verdad cumplió su palabra y nos destruyó a todos - aseguró, sonriendo con alivio.

Pero Naoya ni siquiera la dejó preguntar a que era a lo que se refería. Le dió una de esas miradas que dejaron a Hanae plasmada en su lugar.

. - Ya tengo que irme, solo estaba esperando a que vinieras para verte una última vez - confesó girándose para quedar frente a ella. - Cierra los ojos, por favor.

Hanae lo miró confundida y aún más por el nudo que se estaba generando en su garganta sin comprender bien la razón. Pero fue como si su instinto le indicara que lo hiciera, que estaría bien.

Y así lo hizo, cerró los ojos de una manera lenta y suave.

Sintió como una leve brisa paseaba cerca de su oído y no pudo evitar estremecerse.

. - Perdoname por no ser el hombre que te mereces, por no resistir y por no haber hecho nada cuando me necesitabas - susurró y Hane pudo sentir una ligera presión sobre sus labios, que había durado tan solo un segundo. - Adiós, Hanae.

Y la brisa del viento volvió a mecerse con fuerza.

Y para cuando ella volvió a abrir los ojos . . . Naoya ya no estaba.

. - Adiós Naoya - susurró ella de vuelta y se dirigió a aquel lugar que él había señalado.

Su corazón se encogió, pero trato de ignorar aquel sentimiento y se dedicó a buscar a su alumna por todo el lugar.

. - ¡Maki! - gritó su nombre y guardó silencio un segundo esperando respuesta.

. - A-aquí - susurró una débil voz que Hanae de inmediato identificó.

Hanae apresuró el paso y dobló vuelta en un largo pasillo, hasta entrar en una habitación.

Sus ojos se abrieron con sorpresa, pues la habitación estaba llena de sangre de maldiciones y en un oscuro rincón, la figura maltratada de Maki quién cargaba el cuerpo de Mai sobre sus muslos.

Hanae se acercó a ellas y se arrodillo a su lado, observó detalladamente a ambas y lucho por que las lágrimas no desbordaran sus ojos.

. - Está muerta. . . se sacrificó por mí y me dio su poder para poder acabar con la familia - Maki explicó cómo si la voz le saliera de una manera automática. - Está muerta . . . mi querida Mai está muerta.