Capítulo 38

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La verdad.

. - Por favor ayúdela, esta muriendo - suplicó Maki, observando a la extraña que se había acercado a nosotros.

. - ¿Eres Araki Hanae? ¿Eres esa Hanae de la que el albino me habló? - preguntó y pude sentir su ansiedad por que respondiera.

. - Araki Hanae o . . . Yoshimoto Takeko - susurré. - Como usted guste llamarme.

La mujer se cubrió la boca con ambas manos, soltando un pequeño sollozo.

. - Mi niña - susurró, acercándose a mí. - Yo voy a cuidarte ahora.

Deje que la mujer cargara con mi peso, pero cada vez me sentía un poco más ligera. Hasta que me fue incapaz de saber lo que pasaba a mi alrededor.





Todo estaba tan frío y húmedo. Todo se sentía incómodo y preocupante.

Parpadee de manera constante para que mi único ojo pudiera acostumbrarse a la luz de la habitación.

Observe a Maki quién dormía a mi costado, con el ceño bastante fruncido como si hasta en sus sueños hubieran problemas.

No me moví y ni siquiera había hecho el intentó por levantarme, porque mi cuerpo dolía de una manera inimaginable. Ni siquiera se comparaba con el dolor que había sufrido en el campo de concentración y mientras mi cuerpo recordaba cada una de las sensaciones, llore. Llore porque lo que más me dolía era el alma, el corazón.

Me dolía el hecho de pensar que había llegado demasiado tarde y que estaba por morir.

Que no volvería a ver a ninguno de ellos.

Que no volvería a verlo a él.

Suspiré en un intento por no ahogarme entre mis lágrimas y visualicé la blanquecina que esta se volvía al escapar de mis labios.

. - Por favor Dios, has que mi muerte no sea dolorosa y has que mis seres queridos encuentren pronto la resignación - susurré, volviendo a cerrar los ojos y dejando que mi cuerpo se rindiera.

Y de pronto ya no estaba tirada en aquella habitación.

Era una especie de habitación blanca, en donde el piso de esta estaba rodeado de agua, haciendo que pudiera ver claramente mi reflejo.

. - ¿Hola? - la voz me temblaba aunque estaba un poco segura de que nadie me iba a responder.

Di unos cuantos pasos haciendo que el agua se meneará de un lado a otro.

. - Es tú decisión - anunció una voz a mis espaldas.

Me giré y pude ver como el agua ahora estaba en las paredes, creando un enorme espejo. Detalle a la persona quién me había hablado y se trataba de una chica.

Su cabellera larga y oscura hacían un gran contraste con lo clara que era su piel, su fina y elegante armadura me dejaron bastante sorprendida pues se asemejaba a la antigua ropa que se usaba en la época feudal.

Colocó su katana de una forma inclinada hacía arriba de su codo y me miró sin ninguna expresión.

Colocó su katana de una forma inclinada hacía arriba de su codo y me miró sin ninguna expresión

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