New Time

Capítulo 46

Suguru Geto.

Sentía como si mi vida hubiera pasado en un ligero parpadeo.

Las memorias borrosas me perturbaban en mis momentos de conciencias y solo hacian que el grado de dolor aumentará para mi.

Aquella maldición me había traído de vuelta con la finalidad de hacer sufrir a las personas que amaba, de hacerla sufrir a ella.

Kenjaku había plasmado un plan bastante elaborado, pero no tomó en cuenta que volvería en conciencia aquella vez en la que escuche su voz.

La oscuridad en la que me encontraba se había agrietado con fragmentos de su luz, haciéndome volver a la realidad, trayendo momentos lúcidos.

Y ahora estaba aquí, recargado sobre la barra de la cocina, observando lo calmado que estaba el mar a través del enorme ventanal que adornaba la habitación. Esperando que ella despertará en algún momento del día.

Llevaba dos días dormida y temía que su salud empeorará en cualquier momento o que su núcleo se hubiera fracturado de nuevo por el uso tan descontrolado de energía.

Hanae no había abandonado mis pensamientos en ningún momento de mi vida y no había podido olvidar aquellas imágenes que me mostró.

Mi ira incrementaba de solo imaginarme la manera en la que la habían obligado a sobrevivir y el cómo la habían obligado a alejarse de nosotros, de su familia.

Y a pesar de todos estos años, de todo este tiempo. . . seguía siendo ella.

Deshice el moño que sujetaba mi cabello, haciendo que cayera sobre mis hombros, notando lo largo que ya estaba, recordandome aún más el tiempo que había pasado.

Caminé de nuevo hacía la habitación, con la ligera esperanza de encontrarla despierta, pero cuando abrí la puerta no pude ver rastro de ella por ningún lado.

Escaneé la habitación un par de veces más y mis sentidos se pusieron alerta al escuchar un fuerte ruido en el baño.

. - ¿Hanae? ¿Hanae estás ahí, estás bien? - pregunté, pegando mi oreja contra la puerta.

. - S-sí, solo me caí - respondió y por el tono de su voz deduje que algo no estaba bien.

. - ¿Estás segura? ¿Quieres que entre?

. -No, es que . . . es que estoy desnuda - confesó, haciendo que las palabras se atorarán en mi garganta. - Se me entumieron las piernas y me caí, pero ya salgo.

Asentí, aunque sabía que ella ni siquiera me estaba viendo.

Pasaron unos cuantos segundos cuando la puerta se abrió, dejándome estático en mi lugar.

. - Eh ¿Tan mal se ve? - preguntó, sujetándose de la pared.

Negué y me acerqué hasta ella y sin previo aviso la tome por debajo de las rodillas para ayudarla a llegar hasta la calma.

. - ¡Geto! - protestó y sonrió ante mi efusividad.

Se acomodo el cabello detrás de las orejas como un gesto de vergüenza y yo solo pude sonreír ante esa bella imagen.

. - Te queda precioso, el cabello corto te queda demasiado bien - confesé, tocando el final de su cabello.

Ella sonrió en un ligero intento porque las lágrimas no desbordaran sus ojos.

. - Realmente te extrañe.

. - Ven aquí - le extendí los brazos para que pudiera acurrucarse contra mi.

Y así lo hizo.

Recargó su cabeza contra mi pecho y me rodeo por debajo de las costillas. Mi cuerpo volvía a sentir la calidez que se había desprendido y su corazón martilleo en sincronización con el mio.