Capítulo 44

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Narrador omnisciente.

¨Eso que atemoriza más que la oscuridad misma, eso que es más oscuro que el negro... purifica las impurezas.¨

Y fue así, como Hanae creó una barrera para que el mundo exterior no se enterara de lo que estaba pasando y por supuesto, también era para que ninguno de sus dos contrincantes escaparan.

Los tres se elevaron en el aire y se miraron los unos a los otros, esperando que alguno de ellos diera el primer paso.

. - No debiste hacer eso - reprendió Kenjaku a Hanae, quién se encontraba más que molesto con la situación.

. - No creíste que lo iba a dejar ahí - lo miró con fastidio y con su mano derecha señalo a Satoru. - Es mi mejor amigo - comentó esperando la reacción de Satoru.

. - Yo también soy tu amigo - Kenjaku protestó, con un tono bastante burlón.

. - Tú no eres mi amigo, mi amigo es Geto y no tú . . . Kenjaku.

Ni siquiera pudieron notar el momento exacto en el que Satoru se había lanzado hacía ellos.

La mirada del Albino estaba perdida, carecía de ese brillo y humor que lo caracterizaba. La seriedad y la palidez en su rostro eran tan notorias, que Hanae había pensado que su piel lechosa era cada vez más transparente.

No tenía la menor idea y no quería imaginarse por todo lo que había tenido que pasar.

. - Mierda - protestó ella, sintiendo como su cuerpo se balanceaba.

Observó como Kenjaku y Satoru se estaban enfrascando en la pelea, pues ella había logrado esquivar el golpe que Satoru había estado apunto de darle.

Desenvaino su katana y se acercó a ellos más que decidida, no podía dejar que ninguno de los dos salieran lastimados.

. - Satoru, porfavor . . . recuerda quién eres - suplicó, interponiéndose entre ambos hombres.

. - Déjate de estupideces y pelea - gritó bruscamente el albino y ni siquiera lo pensó dos veces en arremeter golpes de manera brusca contra ella.

Si bien Hanae estaba algo exhausta, aún le quedaban energías para darle pelea al albino y sobre todo al pelinegro.

Y iba a demostrarle a los dos cuál era el gran poder que llevaba un Yoshimoto.

Esto se había convertido en un famoso todos contra todos.

Casi todos habían abandonado la casa en cuanto Nanami les había explicado las cosas. Solo Nobara e Inumaki se habían quedado con la misión de proteger a los gemelos y a la pequeña Rin.

No se les había permitido ir por sus aún visibles heridas de la batalla anterior.

Y cuando Hikaru y Nanami habían logrado aterrizar junto con los demás en aquel lugar que Maki había indicado, observaron con sorpresa como todo el lugar estaba hecho trizas.

. - ¡Sensei! - Maki gritó al no ver en ningún lugar a Hanae.

Okkotsu tomó su mano al notar su desesperación y señaló un bulto de escombros que estaba removiéndose.

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