Capitulo 35

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Okasaki Hikaru.

De haber sabido que todas estas cosas horribles pasarían, nunca la hubiera dejado volver aquí.

Pero no venir aquí, implicaría el hecho de que  jamás la hubiera conocido a ella. A Shoko Ieri, el gran amor de mi vida.

La veía trabajar sin descanso, moviéndose de un lado a otro mientras revisaba el cuerpo de Hanae incontables veces.

No hablaba, solo asentía para sí misma y murmuraba palabras que solo ella lograba escuchar y cuando todo el chequeo termino, se dejo caer sobre la silla. En un gesto lleno de desesperación.

. - ¿Linda, está todo bien? - me acerque, arrodillándome frente a ella. -¿Cómo está Hanae?

. - Ella esta . . . esta muy débil -  confesó, con la mirada perdida en el suelo. - Le administre unos medicamentos, en unas horas debería ponerse mejor.

La tomé del mentón, para que me mirará a los ojos. Tenía la sensación de que llevaba días ocultándome algo.

. - Va a ponerse mejor, yo se que sí - traté de tranquilizarla. - Hanae siempre encuentra una manera de sobrevivir, de ser mucho más grande que la situación.

. - Tienes razón -  sonrió, tomando mis manos para que pusiera de pie. - Iré avisarle a Nanami de los resultados, tú cuida de ella. No me tardo.

. - No te preocupes, ve - sonreí, observando como ella se alejaba para salir del laboratorio.

La miré ahí, acostada en la camilla. Daba la impresión de que solo estuviera dormida, de que en cualquier momento se despertaría y comenzaría a gritar el porque la cena aun no estaba lista.

Pero sabía que eso no iba a pasar, no hoy.

Me acerque a ella, sentándome en un pequeño banco que estaba frente a su cama.

Tomé su mano y al instante un ligero y perturbador escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Porque su mano estaba tan helada, que la diferencia corporal entre los dos era muy notoria.

. - Por favor, tienes que despertar - susurré, pegado su mano contra mis labios. - No estoy listo para dejarte ir Queen, ni yo y mucho menos nuestros hijos.

«Tienes que ponerte bien, por mi, por ti, por nuestros hijos. Todos aquí te necesitamos, yo te necesito. »

Y ese fue el momento preciso en el que deje de ser fuerte, porque sabía que la situación solo terminaría por empeorar. 

Era un secreto a voces, que desde hace un par de días, había dejado de sentir su energía maldita. Su huella personal de hechicera.

Ya no podía verla más.






Afortunadamente Hanae había despertado y en cuanto despertó exigió de una manera dulce, que la llevaran a su habitación.

Y sabía el por que de su decisión. Porque no le gustaba estar en hospitales y mucho menos en camillas, eso le recordaba la manera en la que había sido retenida en Alemania.

A ninguno de nosotros nos gustaba recordar algo así. 

Kotaro estaba saliendo de su habitación, Hanae había pedido ver a los niños y estar un momento a solas con ellos. Así que él había dejado a Rin.

Y no pude evitar pensar, que de alguna manera, se estaba despidiendo de nosotros.

. - ¿Podemos hablar un momento? - pregunté, a lo que él asintió.

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