Agosto// Hermione Granger (Traducción)

Capítulo cincuenta y tres

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A la mañana siguiente, Robyn se despertó temprano para visitar las cocinas, Esperando por Merlín que encontraría a Winnie allí.

Y encontró a Winnie.

Debe ser su día de suerte.

—¡Winnie!

Winnie corrió tan rápido como sus pequeñas piernas se lo permitieron y se abrazó a la pierna de Robyn con fuerza. —¡La señorita Robby está aquí, lo está! ¡La señorita Robby está bien, lo está! — ella balbuceó incoherencias mientras lloraba. Robyn le palmeó la cabeza con cariño.

Pasaron un rato pidiendo perdón y discutiendo sobre quién tuvo la culpa. Eventualmente, ambas decidieron arrepentirse y ambas tener la culpa.

(Aunque Robyn sabía que era completamente su culpa. Pero fingía, por el bien de Winnie).

Winnie luego le presentó a Robyn a un elfo que había llegado con ella, llamado...

—¡Dobby se complace en conocerla, señorita!

Dobby vestía ropa mucho más audaz y brillante que los otros elfos, lo que le pareció interesante.

Entonces, recordó que Hermione le había contado sobre Dobby después de su fiasco en esta misma cocina, y Robyn había dicho que debía ser un elfo único.

Bueno, ella había tenido razón. Dobby era, de hecho, único.

Winnie parecía desconfiar de él mientras parloteaba sobre lo feliz que estaba de que le pagaran un galeón a la semana. Un elfo cercano, que no se veía muy bien, se burló con disgusto. Robyn lo miró por solo un segundo antes de que Dobby volviera a llamar su atención.

—¡Harry Potter! ¿Conoce a Harry Potter, señorita?

—Sé de él...

—¿Lo traerá con Dobby, señorita? ¿No es así, señorita? — suplicó Dobby. Robyn vaciló, insegura de hablar con Potter, pero Dobby no la dejó reflexionar por mucho tiempo. —¿No es así, señorita? — suplicó de nuevo. No se atrevió a decir que no.

—Me aseguraré de que baje.

Dobby abrazó su pierna con entusiasmo y le dio las gracias varias veces antes de que Winnie lo ahuyentara para que pudieran hablar más. Luego, Robyn se fue a desayunar.

Y para el desayuno, comió avena con plátanos y pasas. De hecho, lo comió todas las mañanas durante las dos semanas siguientes.

No le gustó, pero se lo comió de todos modos.

Hoy, especialmente, necesitaba tanta energía y poder mental como pudiera conseguir, ya que después de clases sería su primera lección de Oclumancia con el profesor Snape, finalmente. Y ella estaba nerviosa como cualquier otra cosa. No era precisamente conocido por su hospitalidad.

Además, había sido más indiferente hacia ella después de todo el asunto de Sirius Black.

Y definitivamente no quería que él viera las mismas cosas que había visto su padre.

Pasó todo el día en relativo silencio, ya que prefería practicar la construcción de sus defensas en su mente que permanecer presente en las clases. Eso le valió una reprimenda de la profesora McGonagall, pero no le importó. Esto era demasiado importante.

Cuando las clases doble de Pociones terminaron esa tarde y todos se levantaron para irse, Robyn se quedó dónde estaba.

—¿No vienes? — preguntó Astoria mientras empacaba su trabajo.