Agosto// Hermione Granger (Traducción)

Capítulo setenta y dos

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La mañana del primero de septiembre fue caótica.

Bueno, fue caótica para todos los demás. Robyn se sentó a la mesa del comedor a comer sus Cheeri Owls, sin que la molestaran.

La Sra. Weasley les estaba gritando a los gemelos por tirar accidentalmente a Ginny por las escaleras; el retrato de la Sra. Black gritaba sobre sangre sucias y traidores de sangre; y los demás corrían como pollos sin cabeza cuando era hora de irse. Y llegaron tarde.

A Robyn le gustaban bastante estas personas, pero echaba de menos la paz y la tranquilidad de su propia casa.

Oh bien. Ella podría volver allí el próximo verano. ¿Quién sabe?

De todos modos, no estaba estresada porque Tonks la iba a aparecer en la estación de tren, mientras que los demás tenían que caminar hasta allí y les tomaría unos veinte minutos. Ahora tenían menos de diez minutos de sobra.

—¡QUIERAN BAJAR AQUÍ AHORA, POR FAVOR! — escuchó a la señora Weasley gritar, seguida por un trueno de pasos.

—¿Qué hay, Robyn? — dijo Tonks cuando entró en el comedor. Bueno, ella no se parecía a Tonks. Parecía una anciana con el pelo gris muy rizado y un sombrero morado con forma de pastel de carne de cerdo.

—Has envejecido algunos años — observó Robyn.

—Esta horrible casa, creo — dijo Tonks encogiéndose de hombros juguetonamente. —Están a punto de irse. Ven a despedirte.

Entonces, Robyn la siguió al pasillo para despedirse de los miembros de la Orden que no volvería a ver por un tiempo.

Estrechó la mano de Lupin, Moody y el señor Weasley, y los tres le desearon un buen año.

—¿Todo bien? — dijo Sirius, tomándola por los hombros.

—Sí — suspiró profundamente, —sí. Ehm, no... le dijiste a nadie lo que te dije, ¿verdad?

Sacudió la cabeza. —No. Solo porque ahora estás a salvo y él no te volverá a lastimar. Si todavía estuvieras allí, sería una historia diferente.

—Cierto...

—Y... porque sé lo que se siente. Es difícil.

Ella asintió agradecida. —Gracias.

—Estarás bien — dijo con convicción. —Lo estarás. Quédate con tus amigos. Y escribe si lo necesitas, pero, como dijo Moody, ten cuidado con lo que pones.

Ella lo abrazó rápidamente, y luego a la Sra. Weasley, después las dos salieron corriendo por la puerta con Harry y Nadir se le acercó.

—Fue un honor pasar el verano contigo, compañera — dijo, palmeándola con buen humor en el hombro. —Sé que no fue... por elección propia, pero...

—Entiendo. Y, eh, lo siento por... ser grosera contigo por un tiempo, básicamente. Y siento que nunca hayas podido ver ningún caballo.

—Esos malditos caballos — se rió. —Está bien. Las ovejas fueron lo suficientemente buenas para mí, supongo. Y no te preocupes por eso, es comprensible. Solo... no le digas a nadie cuánto disfruto de ABBA, ¿de acuerdo? — terminó en voz baja.

—¿Pero no todos disfrutan de ABBA?

—Algunas personas no tienen gusto.

—Lo siento por ellos.